Szusza le da indicaciones a Pesudo en uno de los primeros entrenamientos del nuevo portero bético. Ante la tribuna de Gol Sur, varios de los jugadores y a la izquierda, la grada de Fondo, con los quioscos de refrescos y los mostradores con toldilla.

HISTORIA / Pesudo, el portero que ya estaba retirado

En 1972 el Real Betis decidió fichar a este guardameta, que había sido grande en el Valencia y el Barcelona, a pesar de que llevaba más de un año largo sin jugar

Por Manolo Rodríguez

El Real Betis y el Valencia han compartido un alto número de jugadores a lo largo de la historia. Frecuente ha sido ver a figuras verdiblancas marchar traspasadas al club de Mestalla y, a la inversa, también ha sido relativamente común ver llegar a Heliópolis a futbolistas de importante trayectoria en el conjunto valencianista.

Los casos más extraordinarios, sin ninguna duda, los personalizan Quino y Joaquín, dos grandes del Real Betis cuyo siguiente destino fue Valencia. Ambos vendidos por unas millonadas para la época. Quino en 1971 y Joaquín en 2006. 

Y en este apartado tambiénmerecerían ser incluidos los casos de Fernando Ansola, un poderoso goleador, y de Antón, un destacado lateral zurdo, quienes en 1966 y 1969, respectivamente, fueron traspasadosal club de Mestalla a cambio de 4 y 5 millones de pesetas. Un dinero providencial en ambos casos habida cuenta de las penurias económicas que en aquellos entoncesatravesaba la entidad bética.

Antes de jugar en el Real Betis vistieron la camiseta del Valencia futbolistas luego tan notables en la historia verdiblanca como Esteban Areta, Jorge Vila, Carlos Diarte, Ricardo Oliveira o Sergio Canales. Y en sentido contrario, quizá el nombre más significativo sea el de Simón Lecue, la primera gran figura del Betis, quien fichó por el Valencia en 1942, tras haber pasado previamente por el Real Madrid.

Ejemplos de jugadores que defendieron a los dos clubes hay otros muchos (Barragán, Otero, Gálvez, Xisco, Machicha, etc),aunque de entre todos ellos hay uno que sobresale por la excepcionalidad de su contratación y lo insólito de su fichaje.

Hablamos del caso de José Manuel Pesudo, un portero que a partir de 1958 se había hecho grande en el Valencia. Allí permaneció tres temporadas y luego fue traspasado al FC Barcelona por una cantidad que superaba los 3 millones de pesetas.

En el Camp Nou ganó una Copa del Generalísimo y una Copa de Ferias, además de un Trofeo Zamora, antes de volver al Valencia en 1966, donde permaneció cinco años más. 

A Pesudo lo distinguían su envergadura, su colocación y su sobriedad. Un guardameta de garantía que durante mucho tiempo fue una referencia entre los porteros españoles.

Pero en 1970, ya con 34 años cumplidos, Pesudo había dejado de ser titular en el Valencia. No jugaba, pero seguía teniendo mucho nombre. Tanto, que en diciembre deese año el Real Madrid intentó ficharlo para remediar la plaga de lesiones que castigaba a sus porteros. Llegó a la capital, probó a las órdenes del entrenador Miguel Muñoz y éste declaró que se hallaba "en perfecta forma". Más tarde fue sometido a un reconocimiento médico por los doctores Neira y López Quilez, quienes, sin embargo, dijeron haber encontrado la huella de una vieja lesión en un hombro. En estas circunstancias, el Madrid desistió de su fichaje.

Aquello dio mucho que hablar en el fútbol español de la época. Un escándalo, que se diría hoy. Pesudo volvió a Mestalla, continuó de suplente y al final de temporada el Valencia le dio la baja.

Decidió retirarse y se marchó a su pueblo de Almassora, en la provincia de Castellón. Allí se hallaba atendiendo los negocios familiares, prácticamente como "un obrero parado", según él mismo declaró, cuando fue a buscarlo el Betis. Algo que lógicamente sorprendió.

Esto ocurrió en febrero de 1972, apenas un mes más tarde de que llegara al banquillo de Heliópolis el húngaro FerencSzusza. Un desconocido que traía nuevos métodos y al que enseguida le preocupó la juventud de los dos porteros que encontró en la plantilla. Uno era Manolo Campos, titular indiscutible desde el inicio de la campaña, y el otro Trigueros, inédito hasta entonces.

Por ello, le pidió al presidente Núñez la contratación de un guardameta veterano y experimentado. El club rastreó el mercado, pero no encontró ningún candidato entre los que se encontraban en activo. Y apostó por Pesudo, a pesar de que este llevaba más de un año largo sin jugar un partido en competición oficial.

Firmó por el Real Betis el 10 de febrero de 1972 a cambio de un sueldo mensual hasta final de temporada y una prima según el número de partidos que disputase. Como es natural, el periodismo de la época le preguntó por la presunta lesión que había impedido su fichaje por el Real Madrid y el futbolista declaró: "Al parecer es un defecto congénito. Tengo una clavícula más corta que otra, pero esto no me ha impedido nunca jugar al fútbol con el rendimiento que lo he hecho".

Pesudo pasó los reconocimientos médicos a que fue sometido por los médicos del Betis y un día más tarde se puso a las órdenes de Szusza. Dijo que en su pueblo había seguido entrenando y practicando el tenis y como prueba de ello reveló que cuando jugaba tenía un peso de 80 kilos y ahora sólo de 81.

También fue muy directo cuando le preguntaron por qué había decidido a volver al fútbol. "Me ha ocurrido como a los toreros -respondió-, que se cortan la coleta una temporada y a la siguiente están otra vez en los ruedos porque llevan dentro el gusanillo de la afición".

Pesudo debutó con el Real Betis el 1 de marzo de 1972 en un partido de Copa en Alicante y hasta final de temporada disputó 5 partidos, uno de los cuales fue aquel duelo de eterna rivalidad en el que tuvo un mal entendido con el defensa central de su equipo, Paco Telechía, que acabó costando el gol del empate sevillista.

Pero en algunos encuentros estuvo francamente bien. Fue decisivo para sostener un empate en Coruña y en Burgos, después de un par de paradones, hubo de abandonar el campo conmocionado tras arrojarse alos pies de un jugador local. Fue ingresado en la Residencia de la Cruz Roja, donde permaneció 48 horas en observación.

Aquella victoria en El Plantío fue crucial para la salvación del Betis.En un partido, por cierto, en el que le robaron los bultos a la expedición verdiblanca. Sólo al mediodía del domingo, y tras una intensa búsqueda, aparecieron en las márgenes del río Arlanzón las botas de los futbolistas. Todas menos las de González, Cassasas y Benìtez, que hubieron de jugar con calzado cedido por el Burgos.

Al finalizar la campaña, Szusza quedó contento del rendimiento de Pesudo. Y se le propuso renovar por un año más. Los compañeros hablaban bien de él y aún a día de hoy Paco Bizcocho, un muchacho que entonces tenía 20 años, lo sigue recordando como un gran profesional, que se cuidaba ejemplarmente y que les daba sabios consejos a los jóvenes. Aunque, eso sí, "se fumaba su cigarrito en el vestuario antes de los partidos". Algo, por otra parte, muy común en aquella época.

En la temporada 1972-73 Pesudo jugó bastante más que en la de su llegada. Casi cuatro veces más. Estuvo en la primera y última jornada y brilló con luz propia en días felices como los vividos en el Bernabéu o San Mamés. El público se acostumbró a su gesto de no querer mirar los penaltis que lanzaba su equipo y siempre pareció tranquilo por muy mal que estuvieran las cosas.

Pero el Betis acabó descendiendo y ahí terminó su aventura en Heliópolis. Y, además, enseguida llegó Esnaola, el portero de la vida de los béticos. Pesudo aún jugó un año más en Segunda con el Nastic de Tarragona y más tarde se retiró del fútbol.

Falleció en Valencia el 5 de diciembre de 2003 con 67 años de edad. Hace unos meses su viuda me confesaba que el tiempo vividoen el Betis siempre lo llevará en el recuerdo. "Hay cosas que no se pueden olvidar", decía."Y el Betis es una de ellas".