HISTORIA | Recuerdos de la Fiorentina
Por Manolo Rodríguez
El partido Real Betis-Fiorentina trae asociado el obligado y hermoso recuerdo de uno de los días más grandes en la historia verdiblanca. Aquella venturosa jornada de 1961 en la que el presidente Benito Villamarín hizo realidad el sueño de comprar en propiedad para el club el estadio municipal de Heliópolis. Un campo que a partir de ese momento llevaría su nombre.
El duelo jugado por béticos y "violas" en la noche del 12 de agosto de 1961 fue el capítulo último de una brillante operación que movilizó durante meses al beticismo. La culminación de un largo anhelo que, con la adquisición en propiedad del antiguo Stadium de la Exposición, ampliaba significativamente el patrimonio del club y consolidaba su crecimiento en unos años de bonanza deportiva y gran prestigio social.
De la larga marcha hacia la compra del estadio ya escribimos aquí con detalle el pasado año coincidiendo con el 60 Aniversario de tan trascendental momento, y así está recogido en el volumen "Historias del Betis 3" (páginas 73 a 89), donde se ofrecen todos los pormenores de aquella solemne jornada en la que sobre un estrado situado en el césped de Heliópolis rubricaron dicho acuerdo el alcalde de la ciudad, Mariano Pérez de Ayala, y el presidente del Real Betis, Benito Villamarín, en presencia del Cardenal de Sevilla, José María Bueno Monreal.
Después de aquello hubo fútbol, y muy bueno, por cierto, con el enfrentamiento entre los equipos del Real Betis y de la Fiorentina. No en balde el conjunto italiano era el vigente campeón de la Recopa de Europa y de la Copa italiana. Una escuadra en la que se alineaba Torbjorn Jonsson, el futbolista sueco que había fichado Villamarín en septiembre de 1960 y que seis meses más tarde vendió a los italianos al no autorizar la Federación Española su inscripción por tener cubierto el Betis el cupo de dos extranjeros. Precisamente la presencia gratuita del club de la Toscana en este partido formaba parte del acuerdo entre ambas entidades.
En el Betis, por su parte, aquel encuentro trajo la revelación de un grandísimo jugador que, al correr de los años, sería leyenda del fútbol español por muchas otras cosas. Nos referimos a Luis Aragonés, fichado ese verano en la operación de traspaso de Isidro al Real Madrid. Sólo jugó medio tiempo, pero hizo un gol y deslumbró por su calidad. La que demostró durante las 3 temporadas que vistió la camiseta verdiblanca, en las que disputó 93 partidos oficiales (82 de Liga y 11 de Copa) y marcó 41 goles. También se presentó contra los italianos el delantero centro Fernando Ansola, otro nombre de culto en la primera mitad de la década de los 60, quien incluso llegaría a debutar en la selección española durante su estancia en Heliópolis.
El partido lo ganó el Real Betis por 3-2, con goles de Yanko Daucik, Luis Aragonés y Martín Esperanza, anotando los tantos italianos Jonsson y Dell´Angelo. La representación directiva de la Fiorentina, ostentada por el vicepresidente de la entidad, Marcelo Massi, les hizo entrega a los dirigentes béticos de una bandeja de plata, mientras que el Real Betis, por su parte obsequió a sus visitantes toscanos con unas miniaturas de la Giralda.
Pasadas las once de la noche saltaron al terreno los jugadores del Betis y de la Fiorentina, portando cada equipo la bandera nacional del rival. Los verdiblancos, con calzonas negras (como esta temporada) y brazalete de luto por el fallecimiento del ex presidente Eduardo Benjumea. Formaron en el centro del terreno donde oyeron los himnos de Italia y España y Areta y Orzan oficiaron como capitanes. Arbitró el sevillano José Ruiz Casasola, colegiado de Primera División, y las alineaciones fueron las siguientes:
Real Betis: Otero (Pepín); Lasa, Ríos (Santos), Areta (Gerardo); Montaner (Matito), Martín Esperanza; Llorens (Quiroga), Pallarés (Luis), Yanko (Ansola), Gargallo (Yanko) y Castaño.
ACF Fiorentina: Sarti; Robotti, Orzan, Castelletti; Mechelli, Ferretti; Hamrin, Jonsson, Milani (Voltolini), Dell´Angelo (Camardielli) y Angelini.
Como es natural, el gran asunto periodístico del día siguiente fue la compra de Heliópolis. "El estadio Benito Villamarín ya es del Betis" tituló el diario "Sevilla", en tanto que ABC publicó a toda página: "El Cardenal Bueno Monreal bendijo el estadio Benito Villamarín". Sólo el "Marca" prefirió en su llamada la vertiente deportiva, poniendo de manifiesto que: "El Betis ganó a la Fiorentina en un partido muy disputado".
Como escribimos en su momento, los espectadores salieron de Heliópolis cuando ya era madrugada. Felices por comprobar que el Betis había superado las penurias de la travesía del desierto y ajenos al gran conflicto que se iniciaba esa misma noche con la construcción del Muro de Berlín que durante casi 30 años separaría dramáticamente a la Europa del Este y a la del Oeste. El muro del oprobio que atravesarían, con no pocas dificultades 16 años después, los jugadores del Real Betis de camino a Leipzig.
La Fiore de Joaquín
Pero no sólo en aquella lejana fecha de 1961 visitó la Fiorentina el estadio Benito Villamarín. Hubo una segunda vez en 2014, concretamente el 11 de agosto, casi 53 años después de la firma de la escritura del campo. Con la salvedad de que esta Fiorentina era, administrativamente, otro club distinto al de la primera vez, puesto que la primitiva entidad fundada en 1926 había desaparecido en 2002 como consecuencia de una insalvable crisis financiera.
Quizá el aspecto más emotivo e ilusionante de este nuevo encuentro entre verdiblancos y violetas fue la presencia de Joaquín Sánchez en el club de la Toscana. Una satisfacción para los aficionados, que así podrían demostrarle su cariño a aquel chaval del Puerto que, casi tres lustros antes, se había revelado como un trueno en la banda y como un futbolista extraordinario. Sin intuir siquiera que un año después volvería a vestir la camiseta verdiblanca para ganar una segunda Copa del Rey en 2022, romper todos los registros y superar los niveles más inalcanzables de la leyenda.
Joaquín salió de titular aquella noche en el Villamarín y la Fiorentina se impuso por 1-2 ante un Betis que fue de menos a más. En la primera mitad marcaron para los italianos el peruano Juan Manuel Vargas (quien ficharía por el Betis un año más tarde) y el senegalés Babacar y redujo la ventaja en la continuación Matilla. Presenciaron el partido unos 20.000 espectadores y antes del encuentro se le rindió homenaje al lateral malagueño Nacho, tras cinco temporadas en el equipo verdiblanco.
Dirigió el encuentro el colegiado andaluz Juan Manuel López Amaya y los equipos presentaron las siguientes formaciones:
Real Betis: Adán (Dani Giménez); Molinero (Sergio Rodríguez), Bruno, Jordi Figueras (Matilla), Álex Martínez (Casado); Cedrick (Chuli), Xavi Torres, Perquis (Nono), Pacheco; Rubén Castro y Jorge Molina (Rennella).
ACF Fiorentina: Tatarusanu; Piccini (Mancini), Tomovic, Hegazi, Pasqual; Vecino (Pizarro), Brillante (Roncaglia), Vargas (Lazzari); Joaquín (Cuadrado), Wolski (Iakovenko) y Babacar (Mario Gómez).
En la Fiorentina jugó Cristiano Piccini, que apenas unas semanas más tarde llegaría a Heliópolis cedido por el club toscano, mientras que el Betis estuvo plagado de caras nuevas con las que aspirar a un ascenso que, felizmente, acabaría alcanzando, aunque no con el entrenador de esa noche, Julio Velázquez, sino con Juan Merino, primero, y Pepe Mel después, quienes gobernaron el equipo a partir del mes de noviembre.
También el presidente que presidió el palco esa noche, Manuel Domínguez Plata, dejó su puesto en el mes de noviembre de 2014, accediendo a la cúpula de la entidad Juan Carlos Ollero, quien presidió un Consejo de Administración en el que figuraron por primera vez el actual mandatario Ángel Haro y el aún consejero José María Pagola. Un nuevo consejo, en el que ya estaba el hoy vicepresidente José Miguel López Catalán, que pudo disfrutar del ascenso a Primera División esa campaña.
Visita a la Toscana
Para cerrar el círculo de los enfrentamientos entre el Real Betis y la Fiorentina, dejemos dicho que el 21 de diciembre de 1961 el equipo verdiblanco viajó a Italia para medirse en el "Comunale di Firenze" al conjunto viola. Partido que, naturalmente, era devolución de visita del disputado en Heliópolis con ocasión de la compra del campo cuatro meses antes.
Era la segunda vez en la historia que el Betis se desplazaba al país transalpino, después de aquel antañón viaje de 1935 que lo llevó a jugar en Milán contra la Ambrosiana-Inter.
En Florencia, entre el frío y la niebla, ganó el Betis con enorme autoridad por 0-3 (2 goles de Luis y 1 de Senekowitsch) y allí le sorprendió la enorme tragedia que supuso para la ciudad de Sevilla el desplome de la avioneta que seguía el paso de la caravana de la "Operación Clavel", aquella campaña de auxilio destinada a los sevillanos que lo habían perdido todo en la riada del Tamarguillo, y que dejó un balance de 24 muertos y casi un centenar de heridos.
Como también se ha contado ya en el libro "Historias del Betis 3" (páginas 97 a 104), la expedición bética en Florencia, "en la que figuraban los directivos Diego Vigueras y Francisco García; el gerente Fernando Moya y el doctor José del Barco, al conocer la noticia remitieron un telegrama a la Federación Andaluza de Fútbol que decía lo siguiente: "Dedicamos a Dios sufragios memoria víctimas. Encuentro mañana con Fiorentina habrá estadio minuto de silencio, saliendo ambos equipos enlutados".
Y, en efecto, así fue. Antes de comenzar el partido se guardó un minuto de silencio en memoria de las víctimas de la catástrofe que asoló Sevilla y ambos equipos lucieron brazaletes negros.
A las órdenes del prestigioso árbitro italiano Concetto Lo Bello las alineaciones de aquella gélida noche en la Toscana fueron las siguientes:
ACF Fiorentina: Sarti; Robotti (46, Rinzo), Casteletti, Ferretti; Orzán, Gonfiantini (Brizi); Veneranda, Milan, Antoinho, Can Bartu y Petris.
Real Betis: Corral; Grau, Kuszmann, Areta; Paquito, Bosch; Llorens, Pallarés, Luis, Senekowitsch y Lasa.
En fin, recuerdos de la Fiorentina. Unos más gratos que otros, pero, sin duda, retazos de una historia sobre los que se escribe la nueva historia que ahora llega. Otras épocas, otras circunstancias, a las que vincula para siempre el nombre del Real Betis Balompié.