HISTORIA | El Mundial de Fernando Varela
Por Manolo Rodríguez
Acaban de cumplirse 20 años de uno de los grandes éxitos del fútbol español a lo largo de su historia. Un título mundial que llegó el sábado 24 de abril de 1999, cuando la Selección Española se proclamó campeona del mundo en la categoría sub-20 con una prodigiosa generación de futbolistas entre los que se contaban nombres tan sagrados en el futuro como Iker Casilla y Xavi Hernández. Dos futbolistas que han sido noticia preferente en las últimas horas. El portero, por el infarto sufrido y felizmente superado en Oporto y el centrocampista por su anunciada retirada del fútbol activo.
Junto a ellos, destacaban otros jugadores como Carlos Marchena, Gabri García, Pablo Orbaiz, Daniel Aranzubía o Fran Yeste. Y con todos ellos, fue titular indiscutible en el equipo nacional Fernando Varela, un joven jugador del Real Betis, que había debutado con el primer equipo dos años antes en Valencia, aunque en aquel momento aún continuaba formándose en el Betis B.
Varela, nacido en Dos Hermanas el 1 de septiembre de 1979, era un poderoso interior derecho que igualmente jugaba con suficiencia en el lateral de ese lado. Campeón juvenil el año anterior con los verdiblancos, no había cumplido todavía los veinte años y se perfilaba ya como una de las grandes promesas canteranas del equipo bético para los próximos años, cosa que realmente ocurrió.
Aquel Mundial se disputó en Nigeria y el debut de la sub-20 española, dirigida por el seleccionador Iñaki Sáez, tuvo lugar el 5 de abril de 1999 en la localidad de Calabar con triunfo por 2-0 ante el Brasil de Ronaldinho, Juan o Matuzalem. Era el primer encuentro de la fase de grupos y Gabri anotó los dos goles.
Después vino una igualada a cero con Zambia y se remató la clasificación con una victoria por 3-1 ante Honduras, con tantos de Pablo Couñago, Rubén Suárez y el propio Fernando Varela. España se clasificó para octavos de final como campeona de grupo.
En esta fase le esperaba Estados Unidos, que contaba en sus filas con jugadores de máximo nivel, como Carlos Bocanegra o el portero Tim Howard. La primera parte fue extraordinaria y la selección se fue a la caseta ganando 3-0, con dos goles de Pablo Couñago y uno de Xavi Hernández. Los norteamericanos recortaron en la continuación y el resultado final fue de 3-2.
A partir de ese momento, España pasó a ser considerada como una de las favoritas. Su rival en cuartos fue la selección de Ghana, que había superado a Argentina y Kazajistán en la fase de grupos y eliminó a Costa Rica en octavos.
España empezó ganando con un penalti convertido por Barkero, pero en el minuto 90 empató sorprendentemente Ofori Quaye. La prórroga no cambió las cosas y se llegó a los penalties. Hicieron falta 18 lanzamientos para que hubiera vencedor. El último penalti español lo tiró Varela y, a continuación, Iker Casillas paró el disparo que metió a España en semifinales.
En este penúltimo escalón la retaba otra escuadra africana: la mejor selección de Mali que se recuerda. Con futbolistas como Mamadou Diarrá, Seydou Keita o Ibrahima Bakayoko, era el rival que nadie quería.
En la fase de grupos se había paseado ante Portugal y Uruguay, selecciones repletas de nombres ilustre como Simao, Caneira, Hugo Leal, Forlán o Diego Pérez, y en octavos y cuartos se había deshecho de Camerún y de los anfitriones de Nigeria.
España, vestida de blanco, jugó un formidable partido y al descanso ya ganaba por 2-0, goles ambos anotados por Fernando Varela. El primero en el minuto 1, a pase de Barkero, y el segundo en el 25, tras jugada de Gabri. Las dos veces apareció en su costado para sentenciar los contragolpes hispanos. Incluso marcó un tercer tanto, anulado por fuera de juego.
En la segunda parte, Dissa apretó el marcador, pero en el minuto 90 un gol de Xavi Hernández trajo la tranquilidad definitiva. España era finalista.
La final se disputó el 24 de abril de 1999 en el estadio Surelere de Lagos. La selección sub-20 volvió a jugar de blanco y, como en los partidos anteriores, impuso su ley desde el principio. Esta vez ante Japón, a la que masacró con un contundente 4-0, dos tantos de Pablo Couñago y uno de Gabri y Barkero, respectivamente.
Dirigió el partido el colegiado argentino Ángel Osvaldo Sánchez y las alineaciones fueron las siguientes:
España: Aranzubía; Coira, Jusué, Marchena, Bermudo; Varela (Rubén Suárez, m.62), Xavi, Orbaiz, Barkero (David Aganzo, m.79); Gabri (Colsa, m.70) y Pablo.
Japón: Minami; Tsujimoto, Teshima, Nakata; Sakai, Ujie (Inamoto, m.46), Endo, Ogasawara; Motoyama, Nagai (Takada, m.68); y Takahara (Bando, m.55).
La prensa de la época dijo que si los campeones olímpicos del 92 en Barcelona (Guardiola, Kiko, Luis Enrique, Alfonso) habían sido definidos como 'la Quinta del Cobi', los ganadores del Mundial sub-20 de Nigeria eran conocidos como 'la Quinta del Pelopo'. ¿Y quién era el 'Pelopo'? Pues Xavi Hernández, el mejor hombre del campeonato, a quien le había puesto dicho mote su compañero del Barça B Miguel Ángel (años más tarde jugador del Betis) porque "tenía un pelo medio raro".
Era la primera vez que una Selección Española ganaba una Copa del Mundo y ese mérito debía serle reconocido a estos muchachos y a la dirección técnica que lideraba Iñaki Sáez, junto a Juan Santisteban, Armando Ufarte y el doctor Teodoro Nieto.
Fernando Varela, con su medalla de oro al cuello, regresó a Sevilla el lunes 26 de abril de 1999. Feliz y satisfecho contó que habían pasado algunos momentos malos en Nigeria, "porque hemos estado en algunos hoteles que eran verdaderas chabolas", y expresó su deseo de que esta conquista le permitiera llegar antes al primer equipo.
Pero aún debió esperar hasta el inicio de la temporada 2000-01. Pasó por una cesión en el Extremadura, en Segunda División, y llegó de pleno derecho a las alineaciones del Betis bajo la dirección técnica de Fernando Vázquez.
A partir de ese momento se consolidó en la titularidad y le cupo el honor de proclamarse campeón de Copa de 2005. Junto a esto, dejó para la posteridad aquel prodigioso gol ante el Barcelona en Huelva. Aquella formidable conducción de 80 metros, los cinco regates primorosos a los jugadores azulgrana y el tiro a la escuadra con la zurda cuando salía Víctor Valdés.
Vistió la camiseta verdiblanca durante 7 temporadas y dejó un sello de buen futbolista, versátil y polivalente. Formó parte destacada de la brillante generación canterana que marcó la vida del equipo durante los primeros años del siglo XXI y, sobre todo, se recordará siempre que fue el primer campeón del mundo en la historia del Betis.
Un éxito que ya ha cumplido 20 años.