HISTORIA | Goles de derbi
Por Manolo Rodríguez
La primera vez que el Real Betis y el Sevilla FC se vieron las caras en el Campeonato Nacional de Liga fue en la temporada 1928/29, militando ambos en Segunda División. Desde entonces, han pasado cientos de cosas, que, como todo en la vida, se han movido entre lo mejor y lo peor. Momentos que ya son memoria y que se construyeron a base de palabras, gestos, desaires, afectos y batallas deportivas en esos llamados "duelos de la máxima" que ya habitan en el territorio de los recuerdos.
Lo que sí parece demostrado es que la apasionante rivalidad entre verdes y blancos ha contribuido a que el fútbol se viva en nuestra ciudad de una manera muy distinta a la de otras latitudes. Y muy particularmente en la orilla bética, esa que primero vio reinar a los suyos en la década de los 30 del pasado siglo y que, más tarde, pasó por las duras penalidades que forjaron un espíritu indomable que ya es leyenda. Un resurgir que le permitió consolidarse, y ahí sigue, como uno de los grandes clubes históricos del fútbol español.
En esa larga singladura ha habido de todo, como es propio en una liturgia tan principal. Nos reconocemos en la expectación desbordaba en las calles y en el clamor de los estadios. En las tardes de júbilo y en los días para el olvido. En la sencilla y bética aceptación de que a veces salió cara y a veces, cruz.
Pero en ese rosario de partidos que son mucho más que un partido hubo, sobre todo, goles. Goles que nunca se olvidarán porque, fueran o no decisivos, provocaron, cada uno en su momento, esa exclusiva felicidad que está en la raíz de este sentimiento. Goles que han sobrevivido a los tiempos y que se han ido contando de generación en generación.
Hasta el momento han sido 137 los goles que el Real Betis le ha marcado al Sevilla en partidos de Liga. Tantos que han materializado 91 futbolistas, desde aquella primera diana anotada por Enrique Garrido en el campo del Patronato el 16 de junio de 1929.
Esa tarde pionera el Betis ganó por 2-1 y, según refieren las crónicas, fue su noble valor el que lo llevó a imponerse. Así quedó recogido en "El Correo de Andalucía", donde se pudo leer al día siguiente que: "Y conste que al hablar del valor no nos referimos al repudiable procedimiento de la patada, de la zancadilla, del alevoso "faut". Nos referimos a un valor noble, de pecho a pecho, dando cuanto haya que dar. El entusiasmo, el coraje -aparte del buen juego que no regateamos al Betis- fueron las principales características que dieron la victoria al equipo verde, merecida en todo momento".
El máximo goleador histórico del Real Betis en sus enfrentamientos contra el eterno rival es Julio Cardeñosa, también el primero en esto, como en tantas otras cosas.
El "10" de todos los tiempos le hizo 6 goles al Sevilla en el campeonato liguero y asimismo batió la portería sevillista en la competición copera y en la final del Trofeo Ciudad de Sevilla de 1980, aquella en la que anotó los dos tantos verdiblancos que significaron la primera victoria que obtenía uno de los equipos sevillanos en el campo del eterno rival en el duelo definitivo del torneo.
En Liga, la zurda prodigiosa de Cardeñosa fabricó goles en jugadas y también a balón parado o de penalti. Marcó en casa y fuera y alcanzó su cenit en el Villamarín una calurosa mañana de marzo de 1978. Algo apoteósico.
Se jugaba la jornada 26 del Campeonato y era imperioso que el Betis ganara. Domingo de Ramos y lleno absoluto en las tribunas. Los verdiblancos venían de despedirse de la Recopa de Europa en tierras rusas y aquí les aguardaba un duelo definitivo. Un todo o nada que resolvió con un merecido triunfo por 3-2, gracias principalmente a un par de goles de falta de Julio Cardeñosa.
Dos lanzamientos prodigiosos desde el borde del área que entraron cada uno de ellos por una escuadra distinta de la portería de Gol Norte. El primero, por el lado derecho y el segundo, por el izquierdo. Ambos, ante la absoluta impotencia del portero sevillista Gustavo Fernández.
Un recuerdo imperecedero para los béticos más veteranos, como seguramente lo serán para los más jóvenes los 3 goles que hizo Beñat Etxebarria en la temporada 2011/12. Tres faltas desde fuera del área, rotundas y limpias, que sirvieron para batir la puerta del eterno rival, tanto en el Villamarín como en el Sánchez Pizjuán.
El primero de esos recordados goles llegó el 21 de enero de 2011. En la puerta de Gol Sur de Heliópolis. Algo alejado de la frontal del área, Beñat le pega con efecto endemoniado y coloca la pelota junto al poste derecho rival. Aquel partido termina con empate a uno. Mejor serán los dos goles siguientes. Más emotivos, Y, además, servirán para ganar el partido.
Ocurre el 2 de mayo de 2012. Está concluyendo el primer tiempo en Nervión y el Sevilla gana 1-0. A base de paredes el Betis llega al borde del área contraria y cuando va a recibir Roque Santa Cruz es claramente cargado por la espalda. El guardameta sevillista espera sin duda que Beñat coloque el balón por encima de la barrera, como ocurriera en Heliópolis, pero el vasco decide todo lo contrario. Tira al palo del portero, y, tras golpear la madera, la clava en la red.
Lo definitivo sobreviene en el minuto 91. El último que ha dado el árbitro. Falta a Jonathan Pereira a centímetros de la cal del área. El tiempo se ha parado. Las cámaras televisivas se concentran en la angustia de los aficionados locales ?muchos de los cuales no quieren ni mirar- y en el rostro tenso y concentrado de Beñat.
Alguien pronuncia entonces en el Gol Norte de Nervión una frase que hará fortuna entre la afición bética: "Vamos a sentarnos, que queremos verlo".
Y lo ven. Ven como Beñat avanza despacio y, más que chutar, le da un toque sutil al balón, casi de billar, que se convierte en un pase a la red bajo las piernas de los futbolistas de la barrera que han saltado para ocupar espacios.
La pelota sale mansa, golpea el poste, y se mete en la portería. El estallido bético es impresionante. Toda la expedición verdiblanca sepulta a Beñat en un abrazo interminable, mientras que en las gradas se vive una vez más el eterno contraste que provoca todo derbi.
Beñat es el único jugador verdiblanco que le ha hecho 3 goles al Sevilla en una misma temporada, aunque hubo otros, como Pallarés, Luis Aragonés, Rogelio, Quino, Biosca y Rincón, que se repartieron varios sus goles en distintas campañas.
Fieles a su estilo, Biosca y Rincón los hicieron siempre a base de cabezazos. Cada uno de ellos le marcó 3 tantos al eterno rival y los 6 fueron en testarazos fulminantes e imparables.
Antonio Biosca hizo doblete en la temporada 1979/80. Anotó en Nervión y sumó uno de sus goles al 4-0 clamoroso de la segunda vuelta en Heliópolis. En el curso siguiente volvió a marcar en el Villamarín en una holgada victoria por 2-0.
Hipólito Rincón, por su parte, fue el gran héroe del triunfo verdiblanco en el Sánchez Pizjuán en la temporada 1986/87, con dos cabezazos extraordinarios que sentenciaron la victoria bética. El primero de ellos, al rematar una falta lanzada por Calderón y el segundo al lanzarse en plancha para culminar una brillante jugada del extremo Ito.
Reciente está en el recuerdo el conmovedor cabezazo de Joaquín en agosto de 2018 y la producción goleadora demostrada ante el eterno rival por Tello y Loren, con 2 goles cada uno en las últimas temporadas.
Nombres ya del presente para una nueva cita con la tradición y el sentimiento de los béticos. Otro día de pasiones, esperanzas y ojalá que goles vestidos de verde y blanco.