Attila Ladinszky cabecea el gol del triunfo verdiblanco ante el Atlético de Madrid en noviembre de 1976.

HISTORIA | La foto de Attila Ladinszky

Por Manolo Rodríguez

 

El pasado 24 de noviembre se vivió una jornada muy emotiva en Heliópolis. Un mediodía entrañable en el que volvieron a reencontrarse gran parte de los jugadores de la plantilla del Real Betis que ganó el título de Copa en 1977. Allí estuvieron todos los dioses cercanos (Esnaola, Cardeñosa, López, Biosca, Bizcocho, García Soriano, Cobo, Del Pozo, Campos), pero también muchos de esos futbolistas llegados de fuera y cuya presencia tanto se echa de menos. Destacados nombre de otro tiempo como Jaime Sabaté, Alfredo Megido, Pepe Eulate, Fernando Lobato o Attila Ladinszky.

Hablaron de sus cosas, rescataron la memoria de aquellos días felices y le dieron un soplo de nueva vida a tantos fabulosos centros, remates o goles. Sobre todo goles. Cada cual recordó su preferido y entonces, con tono emocionado, preguntó Attila Ladinszky: “¿tenéis la foto del gol que le metí de cabeza al Atlético de Madrid?”.

Desde ese día la hemos buscado con interés y, felizmente, la hemos terminado encontrando. Una foto preciosa para retratar un momento singular. Una imagen tan plástica que casi define una época y que, sobre todo, le devuelve el presente a un gol que Ladinszky no duda en calificar como “el más hermoso que hice nunca”.

Aquello pasó hace más de cuatro décadas. Cuarenta y un años, exactamente. Ocurrió en un apasionante Real Betis-Atlético de Madrid que se jugó en el vetusto Benito Villamarín el domingo 14 de noviembre de 1976. Un partidazo en toda regla que enfrentó al entonces líder (y finalmente campeón de Liga) rojiblanco contra el futuro campeón de Copa, que vestía de verdiblanco.

Era la jornada décima del torneo y los madrileños venían lanzados. Los dirigía el mitológico Luis Aragonés y apenas unos días antes habían impresionado a la Europa futbolística con un claro triunfo en Split ante el temido equipo del Hajduk, un grande del fútbol yugoslavo cuando Yugoslavia era una potencia en el continente.

Llegaron a Heliópolis con la baja del brasileño Leivinha, un prodigio de la finta y el regate, pero el resto de la escuadra daba miedo, con futbolistas tan imponentes como el central de la 'canarinha' Luiz Pereira (un defensa atípico que jugaba al fútbol como un virtuoso), o los  argentinos Heredia, Ayala y Rubén Cano, aunque este último se nacionalizara español y jugara con la selección. De hecho, sería el autor de aquel celebrado gol en Belgrado que clasificó a España para el Mundíal de Argentina, a centro, precisamente, de Cardeñosa.

El Betis, por su parte, estaba en plena transición. Tan elocuente, que esa fue la primera tarde en Liga que se sentó en el banquillo de Heliópolis el entrenador Rafael Iriondo. El húngaro Ferenc Szusza había tenido que abandonar Sevilla reclamado por las autoridades de su país y quince días antes se despidió a lo grande de la afición con un sonado triunfo verdiblanco ante el Español por 5-1.

Iriondo se estrenó en Elche; entre semana dirigió la victoria copera ante el Sestao, y contra el Atlético debutó en choque liguero en el Villamarín. En un partido grande que fue declarado por la directiva como 'Día del club', o, lo que es lo mismo, que obligaba a todos los socios a pagar. El abono no contaba esa tarde y las localidades eran lógicamente caras.

Quizá por eso el campo no se llenó, aunque la entrada fuera buena. Un estadio, por cierto, que se hallaba en pleno crecimiento, ya que las obras del voladizo de preferencia avanzaban a pasos agigantados y se acabarían inaugurando apenas un par de meses más tarde.

El encuentro despertó la lógica expectación y la tarde fue bendecida por un cálido sol otoñal. Excelente temperatura y terreno de juego algo blando. El público, entregado con su equipo.

Dirigió el partido el colegiado canario Santana Páez y, a sus órdenes, los equipos presentaron las siguientes alineaciones:

Real Betis: Campos; Bizcocho, Biosca, Sabaté, Cobo; López, Muhren, Cardeñosa; García Soriano (Benítez, m.89), Ladinszky (Megido, m.83) y Anzarda.

Atlético de Madrid: Reina; Capón (Benegas, m.12), Luiz Pereira, Eusebio, “Panadero” Díaz; Leal, Heredia, Alberto (Robi, m. 68); Aguilar, Rubén Cano y Ayala.

El Betis juega francamente bien desde el inicio. En particular, Cardeñosa y Muhren, que arrasan el mediocampo colchonero. Merodean las ocasiones de Ladinszky y Anzarda y la grada monta en cólera al no señalarse un claro penalti que le hacen a Cardeñosa.

Al descanso se llega con empate a cero, pero la gente está feliz. El Betis de Iriondo parece que tiene buena cara.

En la continuación, los verdiblancos salen apretando y ello provoca que en el minuto 53 el Atleti ceda un córner a la izquierda de su portero Reina. En la esquina que une la preferencia con Gol Sur. Le pega Cardeñosa y la pelota viene muy templada hacia el primer palo. Y entonces surge Ladinszky y aparece la foto.

En ella se ve al delantero verdiblanco saltar poderoso con los dos pies en el aire. El portero llega tarde y le mete las manos al vacío. Bajo los palos, 'Panadero' Díaz está a punto de ver pasar la pelota. En el área, López y Anzarda siguen la trayectoria del balón. Desde más lejos, mira Biosca. Enfrente, la tribuna de Fondo llena y expectante.

Es el gol del triunfo. El que gana el partido y deja los puntos en casa. El tanto más hermoso, o al menos el de mejor recuerdo, para Attila Ladinszky, aquel delantero zurdo que un día abandonó su Hungría natal para convertirse en apátrida.

Un prodigio físico que tras pasar por Alemania, Holanda y Bélgica llegó al Betis en 1975 gracias al buen ojo de Ferenc Szusza y José María de la Concha. Un futbolista que no pudo jugar la Copa por ser extranjero, pero que, con todos los honores, figura en el mismo Olimpo que todos aquellos que tocaron la gloria en 1977.

Y que, además, ya tiene la foto que tanto añoraba.