Daniel Toribio Aquino, el gran goleador bético en la temporada 1993-94.

HISTORIA | Los goles del 'Toro'

Por Manolo Rodríguez

 

En abril de 1994 el Betis y los béticos acariciaban un sueño. Un deseo que ya duraba tres años y que por fin empezaba a tocarse con la yema de los dedos. El Real Betis estaba a punto de retornar a Primera División.

Un aesperanza que se había hecho certeza en apenas dos meses. Justo desde que el equipo se lo dieron a Lorenzo Serra Ferrer, un técnico balear que se había hecho importante en el banquillo del Mallorca y que le estaba cambiando la vida a la entidad. Desde su llegada a Heliópolis el equipo no paraba de ganar. Una impresionante escalada que tenía enloquecidos a los aficionados. Algo tremendo.

A falta de tres jornadas para que acabara el campeonato el Betis recibió al Eibar en el Villamarín. Choque decisivo. Caluroso sábado 30 de abril. En las vísperas, el entrenador verdiblancos se muestra cauto como siempre, ya que una victoria dejaría el ascenso a dos puntos cuando aún quedaban dos partidos por delante.

Sin embargo, nadie duda de que las cosas van a salir como deben. La confianza es absoluta y así lo declara el goleador bético Daniel Toribio Aquino, quien afirma a boca llena que el Betis va a ganar los tres partidos que quedan. Como ocurrirá.

El partido contra el Eibar es un paseo militar de los verdiblancos, que se imponen sin dificultades. 3-0 es el resultado final con dos goles de Aquino y uno de Olías. El entrenador eibartarra, José María Araquistain, declara que el Betis es el equipo más en forma de la categoría.

Esa tarde, además, el 'Toro' Aquino se pone al frente de la tabla de goleadores con 24 goles, superando al serbio Milojevic, jugador del Real Mallorca. Una posición de liderazgo que ya no abandonará y que incluso se verá reforzada con los tantos que le hará al Burgos y al Espanyol en las jornadas postreras.

De este modo, con sus 26 goles, Aquino entrará en la historia como el tercer jugador que se proclama máximo goleador de Segunda División vistiendo la camiseta del Real Betis Balompié. Una distinción que hasta ese momento sólo habían alcanzado Joaquín Sierra 'Quino' en la campaña 1968-69  y Pepe Mel en la 1989-90.

El 'Pichichi' le hace justicia porque los goles de Aquino se convierten en decisivos para el ascenso. Hasta 15 puntos, del total de 51, los gana el Betis con los tantos del argentino, un experto anotador que ya la temporada anterior había conseguido liderar la tabla de goleadores de esta misma categoría militando en el CP Mérida, aunque en este caso con una cifra más limitada, ya que en aquella ocasión sólo sumó 19 goles.

De tierras extremeñas llegó Aquino al Real Betis a mediados de julio de 1993, tras comprar su libertad por cinco millones de pesetas. Un verano en que también se incorporaron otros jugadores después importantes como Alexis Trujillo o Tomás Olías.

Daniel Toribio Aquino Antúnez había nacido en la localidad argentina de Chajarí, provincia de Entre Ríos, el 9 de junio de 1965. Con veinte años comenzó a destacar en el Club Atlético Banfield –cuyos colores también son el verde y el blanco-, siendo fichado en 1989 por el Real Murcia. Tras una breve estancia en el Albacete, entonces en Primera División, retornó a Segunda en 1992 para jugar en el Club Polideportivo Mérida. Su siguiente destino sería el Betis.

Apodado el 'Toro' por su fortaleza física, llegó a ser internacional con Argentina en la Copa de Oro del Bicentenario de Australia, celebrada en julio de 1988. Jugó dos partidos con la selección albiceleste, disputados contra Arabia Saudí y Australia, en los que compartió vestuario con futbolistas tan distinguidos como Óscar Ruggieri, Sergio Batista, Diego Simeone, Óscar Dertycia y José Luis Rodríguez, el 'Puma', quien también jugaría en el Real Betis.

Su debut en partido oficial tuvo lugar en el Benito Villamarín el 5 de septiembre de 1993, en el primer partido de Liga jugado contra el CP Mérida, un encuentro en el que ya hizo gol, como también le cupo el honor de marcar frente el Espanyol en el encuentro que cerraba el torneo, ambos en Heliópolis. Hizo el gol de la victoria la tarde que debutó Lorenzo Serra como entrenador del Betis ante el Bilbao Athletic y cerró el marcador en Burgos, en la jornada que certificó el ascenso verdiblanco.

Hasta en cuatro ocasiones anotó dos goles en un mismo partido, siempre en casa, teniendo como rivales a Badajoz, Bilbao Athletic, Cádiz y Eibar. Transformó siete penaltis y sólo en una ocasión en Marbella falló desde los once metros. Y también en la Copa del Rey, donde los béticos jugaron 12 partidos y materializaron 20 tantos, se convirtió en el máximo goleador, con un total de cuatro dianas.

Fue, sin duda, el fichaje más rentable de la temporada y aún se recuerdan sus conmovedoras lágrimas en el vestuario de El Plantío celebrando la vuelta del Real Betis a Primera División. El sentido llanto de un Pichichi que empezó a serlo con mayúsculas aquella tarde de abril de 1994 ante la SD Eibar.

Un partido que dirigió el colegiado aragonés Daudén Ibáñez y en el que ambos equipos presentaron las siguientes alineaciones:

Real Betis: Diezma; Merino I, Ureña, Olías, Julio Soler (Gordillo, m.71); Márquez, Cañas, Alexis, Roberto Ríos; Aquino y Cuéllar (Kasumov, m.56)

SD Eibar: Garmendia; Cortés, Aldalur, Martínez (Navarro, m.49), Asier; Oyarbide, Vicente, Bedaio, Arteche (Arriola, m.77); Luluaga y Cuéllar.

Abrió el marcador Olías al cabecear una falta lanzada por Aquino y después el protagonismo lo tomó por entero el argentino, que primero remachó una vibrante jugada de Cañas y que, más tarde, cabeceó poderosamente un perfecto servicio de Cuéllar.

El final feliz de una tarde que arrancó con niños, banderas, pancartas y globos verdes y que alcanzó su momento más emotivo cuando Rafael Gordillo saltó al terreno de juego. La casi certeza de un éxito que se culminaría una semana más tarde en Burgos.

El soñado ascenso que fue posible gracias a la dirección de Lorenzo Serra y al trabajo y el talento de una plantilla que se hizo grande en la recta final del campeonato.

Y, naturalmente, gracias a los goles de Aquino, el 'Toro' que aún permaneció en  la disciplina bética un año más, donde siguió demostrando que era un gran rematador, generosísimo en el esfuerzo  y segurísimo lanzador de  faltas y penaltis.

Un nombre que, pasados los años, sigue muy presente en el recuerdo de los béticos.