HISTORIA / Recuerdos de Gol Sur
Por Manolo Rodríguez
El viernes 25 de agosto de 2017 se inauguró la nueva e imponente tribuna de Gol Sur, la última obra magna, por el momento, en el estadio de Heliópolis. La grada que venía a sustituir a aquella vetusta construcción de 1972 donde tantos béticos habían hecho protestación de fe durante décadas.
Sergio León fue el autor del primer tanto en la portería de esa zona, el que inauguraba el tiempo nuevo del estadio Benito Villamarín. Un recinto impresionante capaz de albergar a 60.721 espectadores y que desde entonces es el cuarto campo con mayor aforo de la Liga tras el Camp Nou, el Santiago Bernabéu y el Wanda Metropolitano.
La tribuna de Gol Sur siempre ha sido muy especial. Un espacio lleno de animación y color (verdiblanco, por supuesto) que ha vivido con enorme sentimiento todas esas cosas que son patrimonio de la leyenda y otras que ya viven donde habita el olvido. Algo común en la historia de este club que se alimenta de fidelidad y emociones.
La primera renovación de ese singular graderío tuvo lugar en 1958, tras el soñado ascenso a Primera. Como exigencia obligada para el crecimiento de la entidad. 5.000 espectadores más pudieron darse cita en la vieja gradona del antiguo Stadium de la Exposición y su inauguración tuvo lugar el 14 de Septiembre en el primer partido de la temporada. Un Betis-Granada que acabó 2-1 con dos goles del debutante Kuszmann. Una semana antes del pizjuanazo.
Aquella tribuna duró casi tres lustros y dejó paso a una nueva construcción que se levantó pletórica en el año 1972, una vez que la Junta Directiva presidida por Pepe Núñez decidiera el 9 de mayo de ese año homologarla con la tribuna de Gol Norte, construida un año antes. Incluso con el añadido de renovar por completo la instalación eléctrica y las torres de iluminación. El presupuesto previsto superaba los 20 millones de pesetas y las obras se iniciaron de inmediato. El 31 de mayo se firmó el contrato con la empresa EYCSA y en la primera semana de junio comenzó la demolición.
En el verano de 1972 el beticismo vivía días de enorme felicidad. El equipo, dirigido por Ferenc Szusza, había conseguido mantenerse en Primera en la temporada recién concluida y eso lo convertía en el único representante sevillano en la máxima categoría, ya que el eterno rival se había despeñado en los avernos de la Segunda. Por eso, la Asamblea celebrada el 27 de junio en el colegio Claret transcurrió, según contaron los periódicos, "en un clima de cálida adhesión a Núñez Naranjo y su equipo directivo".
Entre los acuerdos de aquella noche estuvo aprobar el contrato con la empresa EYCSA para la ampliación del Gol Sur y obras suplementarias. Una reforma que los béticos veían con muy buenos ojos, orgullosos de mejorar su estadio. El estadio en el que enseguida iba a volver a jugar Luis del Sol, retornado de Italia, el gran fichaje de aquellos días.
El 19 de julio de 1972 se incorpora el equipo a los entrenamientos con el campo en obras. A fin de mes comienzan los trabajos para acondicionar la iluminación eléctrica y, por ello, el partido de presentación ha de disputarse el 17 de agosto con luz solar? ¡a las seis de la tarde! Calor africano y algunas novedades dignas de ser consideradas. Por ejemplo, que el equipo lució calzonas verdes y que las franjas verticales de las camisetas eran más estrechas de las habituales.
El Betis goleó al Slovoda yugoslavo por 5-1. Luis del Sol se mantuvo en el campo durante los 90 minutos y Rogelio firmó un gol olímpico que llegó a provocarle tal desmoralización al portero balcánico, que pidió ser cambiado.
El 7 de septiembre, en vísperas de iniciarse la Liga en casa, se prueba con éxito la nueva iluminación. Un acontecimiento al que asiste mucho público en noche de puertas abiertas.
Después, el club ofrece una copa en el restaurante Luna Parque y hace pública una nota informativa en la que se dice textualmente que "la uniformidad y calidad del alumbrado es superior en mucho a la exigida por las normas de la UEFA de junio de 1971".
La luz se enciende por primera vez en competición oficial la noche del 9 de septiembre de 1972. Betis-Las Palmas. El Gol Sur, en avanzado estado de realización, aún no se abre al público en este encuentro.
La inauguración oficial de la nueva tribuna ha de esperar dos semanas. Tiene lugar el domingo 24 de septiembre, si bien sólo se utiliza el 80% de su capacidad. Es con ocasión de un Betis-Barcelona que mete en el estadio a casi 35.000 personas.
Por fin, el primer gol verdiblanco en la portería del nuevo Gol Sur llega quince días más tarde, en concreto, el domingo 8 de octubre. Betis-Zaragoza, que acaba con empate a uno. El honor le corresponde al jerezano Rafael del Pozo, quien en el minuto 29 abre el marcador batiendo por bajo a Manolo Vilanova, tanto que acaba con la imbatibilidad del portero maño tras seis jornadas de campeonato. Vilanova, por cierto, que había sido guardameta bético hasta dos años antes.
La primera victoria que presencia la recién estrenada tribuna de Gol Sur sobreviene el domingo 12 de noviembre de 1972. El Betis aplasta por 5-1 al Burgos, anotando en esa portería uno solo de los goles, el quinto, obra de Antonio Benítez.
Pero lo mejor llega una semana más tarde. Visita Heliópolis el todopoderoso Real Madrid y el Betis lo derrota jugando un partido completísimo. Goles de Rogelio y Genaro. El segundo, el del triunfo, en la portería de Gol Sur. Junto a esto, el estadio, ya a plena capacidad, registra el mayor lleno de su historia, dejando en taquilla más de seis millones de pesetas, todo un récord para la época.
A partir de ahí sucedieron otras muchas cosas, como en cada una de las 44 temporadas que desde ese año le dieron sentido a la vida de los béticos. Fueron pasando los años, y el estadio fue cambiando, pero la gradona de Gol Sur permaneció enhiesta, a pesar de tantos avatares. En 1976 vio llegar el Voladizo; en 1980 asistió a la voladura de Fondo y Preferencia y en 1998 despidió a las Tribuna de Fondo y de Gol Norte, esta última apenas un año mayor.
A sus pies se cantaron cientos de goles, todos ellos para felicidad de los béticos, que es lo único importante. El de Dani al Chelsea; los que supusieron el debut anotador en casa, entre otros, de Gordillo, Anzarda, Rincón, Mel, Aquino, Alfonso, Finidi, Joaquín, Amato, Gastón Casas, Ricardo Oliveira o Jorge Molina; los dos que hizo el llorado Miki Roqué; los que le marcaron al eterno rival Romo, Kowalczyk u Oliveira; aquel tan hermoso de Gordillo a Urruticoechea; los tres que empezaron a cincelar la memorable goleada de la selección española ante Malta; la chilena de Ivanov al Villarreal; el de Belenguer al Recreativo de Huelva? Así, hasta el último gol verdiblanco de la temporada de la despedida, el que anotó Rubén Castro frente al Rayo Vallecano en febrero de 2016.
Mucho se ha escrito sobre las ensoñaciones que provocó a lo largo de los tiempos ese trozo de Betis que tan gallardamente sobrevivió a las coyunturas. No es necesario, pues, extenderse. Recordemos tan sólo que para el imaginario de los béticos quedará siempre el marcador del palomar, y el videomarcador tan grande y tan reciente, y los gritos de aquel grupo que se agrupaba en torno a un Chupe, y los cánticos ingenuos que animaban al Betis fuera lo que fuese lo que estuviera ocurriendo en la hierba, y la casa de los Tenorio, y la leyenda formidable de todo lo que tiene que ver con el sentimiento bético de la vida.
El viejo Gol Sur cerró por derribo después de 44 años para que el Real Betis siguiera creciendo. Para que no se detenga jamás ese proceso inexorable que siempre ha empujado a los béticos a buscar nuevos horizontes. Y para que el nuevo graderío, tan grande, tan moderno y tan imponente, continúe siendo la tierra prometida donde cada domingo viven los sueños.