Van der Vaart, ídolo en Alemania

El impacto mediático de Rafael van der Vaart quedó de manifiesto el día que fue presentado con la camiseta del Real Betis Balompié, acto cargado de una enorme repercusión internacional que servía para ilustrar el tremendo seguimiento que despierta a nivel global el jugador bético. Tales muestras de atención hacia su figura han continuado durante toda la pretemporada, en la que el futbolista holandés se ha convertido en uno de los protagonistas indiscutibles allá por donde pisara la expedición del Real Betis.

Entrenamientos y partidos amistosos en los que no han cesado las solicitudes de firmas y fotografías, atendidas siempre con la eterna sonrisa que dibuja el rostro de Van der Vaart ante las múltiples muestras de cariño. El '23', sobre el que se agolpan siempre aficionados deseosos de inmortalizar el momento con uno de los fichajes referencia del conjunto bético para la temporada del regreso a Primera División, no ha necesitado apenas período de adaptación. Su carácter extrovertido y su contagioso compañerismo le han llevado pronto a tener el aprecio de sus compañeros.

Pese a todas estas expresiones de admiración, ha tenido que ser en 'su' casa, en Alemania, donde Van der Vaart ha demostrado la devoción que dibuja a su alrededor, la idolatría que suscita en un país que ha disfrutado durante muchos años del excelente talento del mediapunta holandés. Y es que ver a Van der Vaart desviarse por unos segundos de la trayectoria de sus compañeros cuando sube y baja al autobús oficial ha sido una constante en las primeras horas en Alemania. Como esos empleados del aeropuerto de Fráncfort que pedían una fotografía al futbolista del Real Betis cuando aún se encontraba bajando las escaleras del avión y el posterior revuelo originado a la hora de recoger el equipaje. Ejemplos de pasión por Van der Vaart acentuados esta mañana con el continuo goteo de aficionados del Hamburgo SV, anterior exequipo de Rafael, al entrenamiento que ha llevado a cabo la plantilla de Pepe Mel en la localidad alemana de Bad Kreuznach.

Aficionados de todos los equipos y todas las edades, como el pequeño con la equipación completa del Hamburgo SV que llegaba con el entrenamiento concluido y el autobús ya en marcha y que corría apretando a fondo los pedales de su bicicleta para alcanzar a Van der Vaart a la entrada del PK Parkhotel Kurhaus. Escenas que recorren estos días las calles de Bad Kreuznach y que hablan del descomunal calado social que posee Van der Vaart en Alemania.