El Perfil: Hipólito Rincón
El nombre de Hipólito Rincón se asocia, sin duda, con el gol. Durante sus nueve temporadas con la camiseta verdiblanca se distinguió por ser un prodigioso rematador, que llegó a proclamarse máximo goleador de la Liga española con el Real Betis en la temporada 1982-83 y que se convirtió en uno de los grandes ídolos de la afición de Heliópolis durante toda una época.
Nacido en Madrid el 28 de abril de 1957, Hipólito Rincón Povedano se formó en la cantera del Real Madrid y vivió diversas cesiones en el conjunto extremeño del Díter Zafra, y posteriormente en el Recreativo de Huelva, club con el que ascendió a Primera División.
Debutó con el Real Madrid en un partido de Copa de Europa jugado en Luxemburgo en 1978 y, posteriormente, volvió a ser cedido, esta vez al Real Valladolid.
La campaña 79-80 la inició con el Real Madrid, donde permaneció una temporada más, aunque sin tener continuidad en el equipo, lo cual le hizo plantearse un mejor futuro fuera del Bernabéu.
Y ese horizonte se le abrió en el Real Betis en el verano de 1981, cuando al equipo verdiblanco lo dirigía Luis Aragonés. El Betis pagó 30 millones de pesetas por su traspaso y su debut en partido oficial tuvo lugar el 2 de septiembre de 1981 en el estadio Guadalquivir en partido de ida de la primera ronda copera contra el Coria, encuentro en el que hizo un gol.
En la Liga su debut se produjo el 20 de septiembre ante el Racing de Santander en los viejos campos de sport de El Sardinero.
Esa primera temporada apenas hizo 4 goles, pero en la segunda, la 82-83, se erige en futbolista grande al proclamarse máximo goleador de la Primera División con 20 tantos, tras una dura pugna con Raúl Amarilla, del Real Zaragoza, que hizo 19, y Dani, del Athletic de Bilbao, que marcó 18. Hipólito Rincón se convertía así en el único Pichichi por el momento del Real Betis en Primera División.
Una extraordinaria noticia que no llega sola, puesto que el 27 de abril de 1983 el veterano seleccionador Miguel Muñoz lo hace debutar en el equipo nacional, en partido clasificatorio para la Eurocopa de 1984, disputado en Zaragoza.
Ganó España por 2-0 y Rincón tuvo la fortuna marcar un gol, su primer gol con la selección, en los apenas quince minutos que estuvo sobre la hierba. Fue el tanto que cerró el marcador, a un minuto del final, al rematar de soberbio cabezazo un centro templado del madridista Gallego.
Después vendrían otros muchos goles de Rincón en la selección, algunos de ellos tan importantes como los cuatro que le hizo a Malta en el Villamarín la noche del 12-1.
Desde ese momento, Hipólito Rincón se convierte en un titular fijo y en un ídolo para la afición. Un goleador que gana partidos con su poderoso remate de cabeza y su imponente velocidad en las cercanías del área.
En la selección española disputó 22 partidos, donde marcó 10 goles. En 1984 no pudo estar presente en la Eurocopa de Francia debido a una lesión y en 1986 formó parte del grupo de jugadores que acudieron al Mundial de Méjico, aunque no disputó ni un solo minuto.
Su estancia en el Real Betis concluyó el 16 de enero de 1990. El goleador arrastraba una hernia de disco desde hacía meses y eso aceleró su retiro. El club le finiquitó su contrato, que vencía el 30 de junio de 1991, comprometiéndose a abonarle en dos plazos las cantidades que le adeudaba. Sin embargo, la culminación de ese proceso también fue largo y tortuoso, prolongándose con reclamaciones y cruce de palabras hasta bien entrado el año 1992.
La última vez que se puso la camiseta del Betis fue en el verano de 1989 en el partido de consolación del Trofeo Colombino disputado en Huelva y su último encuentro oficial había sido el del descenso contra el Tenerife pocos meses antes.
En sus nueve temporadas en el Real Betis, Hipolito Rincón jugó 270 partidos (223 de Liga; 35 de Copa; 6 de la Copa de Liga; 4 de la Copa de la Uefa y 2 de Promoción de ascenso), marcando 93 goles, 78 de ellos en Primera División, categoría en la que sigue siendo el máximo goleador verdiblanco a lo largo de la historia.