Merino, Alexis y un 0-3 en Nervión
El fútbol, como la vida, no entiende de retos inalcanzables. Un deporte imprevisible donde los guiones escritos previamente pueden transformarse en argumentos radicalmente diferentes cuando empieza la obra. Que se lo pregunten al Real Betis, capaz de gestas imposibles a lo largo de su centena historia. Buscarán esta noche las Trece Barras ser protagonistas de una estampa inolvidable. De un triunfo para el recuerdo. Es el Betis un un derroche de superación, ejemplo de lucha y esperanza. Ánimo inquebrantable. Ilusión por hacer de la cicatriz de la ida una simple anécdota.
Reconociendo la dificultad de acertar en el centro de la diana como consecuencia del golpe encajado el 6 de enero, pero con la energía intacta. Creer. Porque este Club ha superado desafíos más peliagudos en sus aventuras recorridas desde 1907. Creer. Porque ser del Real Betis implica no desistir jamás. Lo imposible no existe.
Están nuestras memorias repletas de guiños de alegría. De momentos indescriptibles de felicidad. Recogidos en el disco duro de una afición invencible y de los protagonistas de relatos para el recuerdo.
22 de diciembre de 1996. A cuarenta y ocho horas de la Nochebuena, los béticos iban a recibir el regalo navideño más deseado para una fiesta únicamente dibujada de color verde. 0-3 en Nervión para cerrar el año situado en la zona más distinguida de la clasificación liguera.
Monólogo bético con símbolos en el campo como Merino y Alexis, autor este último del gol inaugural. Ambos, conocedores al milímetro, con escuadra y cartabón, de la envergadura de un derbi, serán encargados junto a otro experto en estas emociones como es Capi, de intentar trazar esta noche una nueva pirueta finalizada en estallido de júbilo. De esquivar a un destino aún no redactado y que aspira a tener como final el acceso del Real Betis a la próxima ronda de la Copa del Rey.
0-3. Merino y Alexis en el campo. Ahora en el banquillo. Tanteo equivalente, en caso de reproducirlo hoy martes 12 de enero, a la tarjeta de embarque para la próxima estación del torneo 'mimado' del beticismo.
Difícil, pero no imposible.
Creer. ¿Y si...?