Los más jóvenes de la nómina bética, entre los cero y los tres años, posan sobre el céped de Villamarín en comparñia de sus mayores.

Con nuestros más jóvenes aficionados

En la tarde del pasado miércoles día 7, con la memoria aún invadida por la cascada de emociones y sentimientos que nos dejó unas horas antes, la despedida de Joaquín, el Club celebró uno de los actos más emotivos de cuantos tiene planificado, temporada tras temporada.

Nos referimos a la tarde en la que el estadio fue tomado por los más jóvenes de la tropa verdiblanca, los casi 2000 abonados Palmerín (aquellos que tienen entre cero y tres años) quienes, acompañados obviamente por algún familiar adulto, pudieron disfrutar de la cercanía de nuestra casa y corretear sobre el césped donde, apenas un rato antes, Joaquín Sánchez, rodeados de la mayoría de los mejores nombres de las últimas décadas en verdiblanco, había puesto punto y final a su carrera.

Para todos ellos queda en el recuerdo la emotiva fotografía en torno a la bandera, depositada sobre el terreno de juego, así como las instantáneas y sonrisas que esbozaron junto a las mascotas que representabas a los más populares personajes de animación, siendo, otro año más, nuestro Palmerín el más demandado, registrándose largas colas para tener una foto como recuerdo.

De nuevo, una jornada para el disfrute de todos los béticos, empezando por los más jóvenes, los protagonistas de la convocatoria, que se fueron con un pequeño obsequio, así como los centenares de padres y abuelos béticos que no quisieron dejar pasar la oportunidad de comprobar de primera mano cómo de asegurado está el futuro con esta nueva generación que, literalmente en muchos casos, dio sus primeros pasos sobre la hierba heliopolitana. Una convocatoria donde si inolvidables eran los rostros infantiles, no menos lo fueron los de los otros eslabones de esa bendita cadena llamada, por los siglos de los siglos, Real Betis Balompié.