Demasiadas derrotas, demasiados goles encajados.
Una serie de cuatro derrotas consecutivas en Liga, todas con escandalosas goleadas en contra, han complicado mucho la situación de Bruno García en el banquillo verdiblanco. Tenemos que esperar la mejor cara de un equipo que se ha metido en la Final Four de la Copa, pero que tiene que pelear mucho para alejar fantasmas en el campeonato doméstico.
Tras casi un mes de parón, la competición se reanudó con una importante victoria en Palma, en la cancha de unos de los gallitos de la Liga y a quien doblegaríamos, apenas una semana después en Amate, para conseguir el billete para la final a cuatro copera. Pero, lamentablemente, la imagen del torneo del KO ha diferido mucho de la mostrada en las últimas cuatro fechas ligueras, donde no solo hemos caído derrotados, sino que en todas las ocasiones mencionadas ha sido tras recibir numerosos goles en contra: 1-6 frente a Ribera Navarra, equipo que se haya empatado con nosotros en la zona baja de la tabla; 6-1 en la visita que hicimos a Santa Coloma, un conjunto que se desenvuelve por la parte media de la clasificación; un escandaloso 2-9 ente el Manzanares, sobre todo después de una más que solvente primera mitad en la que nos adelantamos al inicio y que cerramos con una mínima desventaja por 2-3, y, por último, un tremendo varapalo en forma de 0-6 recibido por parte del Peñíscola ante nuestra afición, donde ya nos fuimos al descanso con 5 tantos de diferencia en el marcador, cosa que provocó un enorme malestar entre los seguidores verdiblancos que, hasta la fecha, había visto a los suyos pelear casi todos los partidos hasta la parte final de los mismos.
Visto lo visto, se antoja fundamental intentar la reacción del equipo en las ocho jornadas que faltan y volcar todas las ilusiones en el envite copero. Esperemos que cambien los vientos para que sirvan de impulso para enderezar la trayectoria liguera y soñar con algo aún más grande en la Copa.