Un mes para olvidar
Ha sido este último mes, el que repasamos desde esta ventana de comunicación, de los más nefastos en el aspecto deportivo de los últimos tiempos. Solo se han podido disputar tres partidos de Liga, debido a los parones provocados por las selecciones nacionales en torno a la semana santa y, con posterioridad, al que obliga la RFEF para despejar el fin de semana en el que se juega la final de Copa, que determinará si la plaza UEFA es para el 6º clasificado liguero o para el Mallorca, en caso de ser campeón, cosa que complicaría muy mucho las opciones continentales de nuestro equipo.
Comenzamos el repaso cronológico por nuestras últimas comparecencias echando la vista atrás al alocado encuentro contra el Villarreal, un partido en el que logramos adelantarnos hasta en dos ocasiones, gracias a los tantos de Guido y Willian José, este en las postrimerías de la primera mitad, pero que sirvieron para poco tras una segunda mitad donde gozamos de ocasiones para casi haber sentenciado el duelo -ay, aquel balón que le cayó a Fekir tras el disparo del Chimy Ávila y el despeje de Jorgensen?- pero donde el rival sacó a relucir retazos de su mejor fútbol para acabar por llevarse los tres puntos, tras lograr la igualada después de una desafortunada acción de Sokratis contra su propia portería y un magnífico gol de Sorloth ante el que ya poco pudimos hacer, a pesar de haber contraído méritos para, como mínimo, puntuar.
La semana posterior nos llevó a Vallecas, a enfrentarnos a un equipo en una situación crítica, sumido en una profunda crisis de juego y resultados?pero que vino casi a resucitar ante nosotros. Bien cierto fue que los compases iniciales del partido tuvieron dominio visitante, de donde destacamos un balón al palo enviado por Fekir, pero que sin transformarse en goles acaba sirviendo para poco. Así se llegó hasta el minuto 40 cuando una lejana falta lanzada por Leujeune puso el 1-0 en el marcador y una losa sobre el espíritu de un equipo que apenas evidenció en la segunda mitad argumentos para poder voltear el resultado, situación que se volvió imposible tras anotar los franjirrojos el gol de la sentencia, en las botas de Camello cuando aún restaba casi un cuarto de hora para el pitido final.
Con toda la contrariedad acumulada tras estos dos varapalos, afrontamos el parón de semana santa con la vista puesta en el regreso competitivo ante el, este año, todopoderoso Girona. Montilivi, un estadio donde los números de los últimos tiempos nos eran tremendamente favorable, parecía ser el lugar propicio para la resurrección del equipo en el domingo que le ponía fin a la semana santa. Y allí volvió a verse a un mejor Betis, que durante muchas de las fases del choque fue el equipo al que estábamos acostumbrados a ver hasta hace un mes, pero a quien sigue persiguiendo la mala fortuna: un remate intrascendente de los catalanes acaba dando en la mano de Chadi Riad y poniendo por delante en el tanteador a los gironíes, pero al borde del descanso, Willian José logra recuperar un balón y ponerlo imposible para el portero local, que esperaba jugarlo al pie fuera de su área. Con ese brote de energía el equipo se fue a la caseta, y todos pensábamos que en la segunda mitad veríamos a ese buen Betis que tantas veces hemos disfrutado durante el curso, pero las cosas no salieron como queríamos, a pesar de competir con solvencia durante muchos minutos, incluso logrando lo más difícil, volver a igualar la ventaja local en los pies de Willian José, quien hizo el 2-2 a falta de quince minutos y despertó fundadas ilusiones por una victoria verdiblanca que se fue al traste cuando, ya en el descuento, Stuani, en una posición más que dudosa que fue inusitada y rápidamente validada desde el VAR, colocaba un inmerecido 3-2 en el marcador.
Así están las cosas a falta de ocho fechas para finalizar el campeonato, donde, a pesar del profundo bache que atravesamos, seguimos dependiendo de nosotros mismos para lograr el objetivo de jugar competición continental por cuarta temporada consecutiva. Esperemos y deseemos que en este tramo final vuelva la mejor versión de nuestro equipo y volvamos, de inmediato, a la senda de las victorias.