HISTORIA | Cuando el Betis salió líder del Bernabéu
Un empate frente al Real Madrid en octubre de 1963 mantuvo a los verdiblancos al frente de la clasificación en aquella excepcional temporada en la que acabó tercero en la Liga
Por Manolo Rodríguez
En este tiempo se habla mucho, y con toda justicia, de las cinco porterías a cero que de manera consecutiva lleva contabilizadas el Real Betis en el campo del Real Madrid y que se saldaron con 2 victorias y 3 empates. Cuatro de las cuales tuvieron lugar en el estadio Santiago Bernabéu y una en la ciudad deportiva de Valdebebas, donde, como se sabe, hubo de jugarse el partido de la campaña 2020/21 por mor de la pandemia.
Cinco temporadas seguidas sin encajar un gol en el feudo de todopoderoso Realísimo (que se proclamó campeón en dos de ellas) es una marca formidable y, muy probablemente, desconocida en los anales del fútbol español. Algo que no parece de este mundo si tenemos en cuenta que en esos duelos cargaron contra la portería bética algunos delanteros tan imponentes como Cristiano Ronaldo, Benzema, Hazard, Rodrygo o Bale, nombres señalados a los que, obligadamente, habría que sumar los de otros futbolistas tan importantes como Modric, Kroos, Casemiro, Valverde, Asensio, etc.
Tiene mucho mérito ese registro, conseguido en dos ocasiones por los entrenadores Quique Setién y Manuel Pellegrini y una vez por Rubí. Mucho mérito. Como también lo es que en ese quinteto de partidos defendieran el marco verdiblanco hasta cinco porteros distintos: Antonio Adán, Pau López, Joel Robles, Claudio Bravo y Rui Silva.
Pero aún valorando su grandeza, no es este el único dato estadístico que deba ser consignado en las distintas visitas del Real Betis al viejo Chamartín y al moderno (novísimo, según las obras que está acometiendo en la actualidad) coliseo de La Castellana.
Ya es conocido, porque así lo contamos en "Historias del Betis 1" (páginas 55 a 59) que la Liga que ganó el Betis en la temporada 1934-35 se abrió con un triunfo verdiblanco en el campo del Madrid, apenas cuatro meses después de la muerte del gran torero y ex presidente Ignacio Sánchez Mejías.
A partir de ese día el equipo verdiblanco no volvió a puntuar en el campo madridista hasta la temporada 1963/64. Por medio, corrieron generosamente bajo los puentes las aguas negras de los años de plomo y de la lucha contra todos. Hasta que volvió el Betis que siempre vuelve. El que se reconoce mejor que nadie en los versos de la poetisa argentina María Elena Walsh. Esos que dicen: "Tantas veces me mataron/ tantas veces me morí/ sin embargo estoy aquí/ resucitando".
Y sonada resultó aquella resurrección de octubre de 1963, en la que tras un empate a uno en el feudo madridista el Real Betis salió líder del Bernabéu cuando ya se llevaban jugadas 6 jornadas del campeonato y los verdiblancos aún no conocían la derrota.
Esa campaña 1963/64 fue excepcional por muchas cosas. Principalmente, porque el equipo quedó tercero en la Liga (sólo superado por el Madrid y el Barcelona), firmando la mejor clasificación histórica desde la obtención del título en 1935. Junto a eso, significó la definitiva culminación de la obra de Benito Villamarín, el presidente que había
conseguido el ascenso en 1958, que compró el campo en 1961 y que en los años posteriores consolidó al club en la máxima categoría.
Y, además, como se sabe, esa brillante temporada permitió que el Real Betis pudiera acceder a las competiciones europeas, concretamente a la Copa de Ciudades en Feria, aumentando el prestigio de la entidad y elevando el nivel de su masa social.
Un arranque inolvidable
El curso 1963/64 lo marcó, sobre todo, la contratación de Domingo Balmanya, un entrenador de enorme prestigio y larga experiencia. Un maestro de la estrategia que había sido jugador de éxito en el FC Barcelona y que venía de banquillos tan grandes como los del Barça, Valencia o Zaragoza. Un clásico de aquel tiempo que después de su paso por Heliópolis ganaría una Liga con el Atlético de Madrid y llegaría a ser seleccionador nacional.
Villamarín se adelantó a los acontecimientos y fichó a Balmanya cuando aún no había terminado la temporada anterior. Eso le dio margen para planificar con detenimiento. Conocía de sobra a la plantilla (que era francamente buena) y sólo pidió un extremo rápido y encarador. Se barajaron los nombres de Yosu, Suco y Molina y, finalmente, fue este último quien firmó contrato con el Betis en julio de 1963.
El rubio Andrés Molina procedía de Real Valladolid y había jugado en las selecciones inferiores de España. Una buena adquisición que esa campaña tendría un peso evidente. El resto del grupo seguía apoyado en jugadores de gran tradición en el Real Betis como Lasa, Ríos, Kuszmann, Bosch, Pallarés, Luis o Ansola. Futbolistas, todos ellos, de largo recorrido en la entidad como igualmente le ocurría al portero Pepín, que ese año se erigiría en la gran figura del equipo.
El campeonato lo inició el Betis como un tiro. Ganándole al Sevilla por 3-1, con goles de Luis, Molina y Liert da Silva. A pesar del fuerte aguacero que descargó antes del partido, el Villamarín registró ese día el mayor lleno desde el retorno a Primera. El duelo fue bronco y acabó expulsado Luis, al que castigarían con cuatro partidos.
En la segunda jornada los verdiblancos se imponen en el campo de Vallejo, propiedad del Levante, por 0-1, gol de Ansola, en el debut casero de los levantinistas en la máxima categoría. Al domingo siguiente, visita Heliópolis el Oviedo y aunque el choque no resulta vistoso lo acaba resolviendo el equipo de Balmanya por 1-0 en una tarde de insufrible calor. Molina hace el gol de penalti.
La cuarta jornada lleva a los verdiblancos a San Mamés y ahí sobreviene el aldabonazo que le pone las orejas tiesas al resto de los competidores. El Betis, que ya es líder, lo es mucho más tras derrotar al Athletic de Bilbao por 1-2. Impecable partido defensivo, actuación estelar de Pepín y goles de Ansola y Pallarés. Como titula el diario Marca en portada: "Excepción: cuatro partidos, cuatro victorias. El Betis también ganó en Bilbao".
Una semana más tarde empata el Elche en el Villamarín en un partido que sigue Balmanya desde una camilla en el vestuario debido a una violenta lumbagia. En el banquillo está Ernesto Pons. El Zaragoza se iguala a puntos con los verdiblancos, superándolos por el cociente general. Y la próxima cita bética es en el Bernabéu.
Líderato de prestigio
La semana comienza inmejorablemente, ya que el miércoles previo al partido hasta tres jugadores verdiblancos acuden a un entrenamiento de la selección: Pepín, Luis y Molina. Señal inequívoca del momento que vive el Betis. La sesión preparatoria tiene lugar en Chamartín, de cara al decisivo choque en Irlanda del Norte a finales de ese mes de octubre, partido en el que Pepín subirá a los altares del fútbol español erigido en el "héroe de Belfast".
En las vísperas se confirma que Luis volverá a la titularidad tras la expulsión de la primera jornada y que, asimismo, jugará Martínez, quien está ausente del equipo desde que sufriera una crisis epiléptica en pretemporada que reveló un cuadro demencial y una encefalopatía, según los estudios médicos. Miguel Martínez, como ya se ha referido en "Historias del Betis 2" (páginas 173 a 179) será traspasado en el verano de 1964 al Atlético de Madrid, sumiéndose a los pocos días en un dramático coma que lo mantendrá fuera del mundo durante 8 años, hasta su muerte en 1972.
La expedición bética queda concentrada el viernes previo al partido en el hotel Delicias de Aranjuez, tras un largo viaje en autobús con parada en Córdoba para almorzar. El Betis despierta interés y eso salta a la vista. Balmanya concede declaraciones prácticamente en todos los periódicos, en las que intenta explicar el éxito verdiblanco diciendo: "Hay que sincronizar muchas cosas para que un equipo como el nuestro esté donde está: calidad, comportamiento excelente de los jugadores en el orden profesional y privado, compañerismo y apoyo de la afición en todas las vicisitudes". Y respecto al duelo con el poderoso Real Madrid, afirma tajante: "En la clasificación final hay lógica, en un partido concreto, no".
El domingo 20 de octubre de 1963, a las cuatro y media de la tarde, el Santiago Bernabéu está lleno hasta la bandera. Tarde de excelente temperatura y arbitraje del colegiado vasco Manuel Gómez Arribas, quien, a pesar de las muchas protestas madridistas, "juzgó el encuentro con general acierto", que diría el diario Marca.
Los equipos salen con las siguientes alineaciones:
Real Madrid: Araquistain; Isidro, Santamaría, Casado; Muller, Zoco; Evaristo, Félix Ruiz, Di Stéfano, Puskas y Gento.
Real Betis: Pepín; Colo, Ríos, Grau; Montaner, Martínez; Lasa, Luis, Ansola, Kuszmann y Molina.
Abrió fuego el equipo verdiblanco con una clara oportunidad de Luis, pero quien se adelantó en el marcador fue el Madrid con gol de Di Stéfano. Corría el minuto 19. Poco después, en el 26, empató el Betis con un disparo de Molina que desvió el lateral ex bético Isidro. A partir de ese momento ya no se volvió a mover el tanteador por más que lo intentaron los locales.
El Real Madrid atacó toda la tarde y siempre acabó estrellándose contra un Pepín sobrenatural, razón por la cual resultó unánime el reconocimiento periodístico de sus escalofriantes paradas. Junto a esto, el sistema defensivo ordenado por Balmanya maniató a los blancos, con esforzados marcajes de Lasa sobre Di Stéfano y de Martínez sobre Puskas. Así lo dejó dicho "La Hoja del Lunes" de Madrid, que tituló a toda plana: "La fortaleza bética, inexpugnable".
El empate final le devolvió al Betis el liderato, al tiempo que se le reconocía el enorme mérito de mantenerse imbatido en el campeonato después de 6 jornadas. Todo un logro
que los jugadores disfrutaron camino de Lisboa, ya que inmediatamente después de disputarse este encuentro la expedición verdiblanca partió por carretera camino de las tierras lusitanas para disputar un nuevo partido amistoso contra el Sporting de Lisboa, club al que ya había visitado en febrero de ese mismo año. Pernoctaron en Talavera de la Reina, almorzaron el lunes en Badajoz y para la cena ya estaban en la capital portuguesa.
Allí, el miércoles 24 derrotaron por 1-2 a los leones del estadio José Alvalade con un nuevo recital de juego que mereció el elogio general. Incluso de la prensa lisboeta, como lo refrendó el prestigioso diario "A Bola" al publicar: "El Betis explicó por qué manda en la Liga española".
Hicieron los goles béticos Molina y Ansola y el único cambio respecto a la alineación de Madrid fue el del portero Corral, que suplió a Pepín. También disputó unos minutos el austriaco Senekowitsch, que en esos días volvía a la actividad tras una lesión.
El liderato duró aún dos jornadas más hasta que cayó derrotado por primera vez en Valladolid. Pero nadie lo movió de los puestos altos. Ahí estuvo siempre, hasta clasificar tercero, sólo por detrás de los más grandes. Una temporada de ensueño que ya es historia del Real Betis. Como lo es ese partido en el Bernabéu del que salió líder.
Un recuerdo para siempre.