3 de abril de 2005: el día que Joaquín deslumbró al Camp Nou
El portuense, autor de dos goles en el empate de un Betis (3-3) que acabaría esa temporada ganando la Copa del Rey y clasificándose para la UEFA Champions League
A la hora de repasar la trayectoria de alguien que ha significado (y significa) tanto para el beticismo, supone un trabajo irrealizable no toparse con brillantes momentos en los escenarios más reputados del balompié nacional. Porque Joaquín Sánchez tiene instantes geniales vestido de verdiblanco para elaborar una colección dividida en un sinfín de fascículos. Bien lo saben en el Camp Nou, víctima de las peripecias de uno de los futbolistas más habilidosos que ha disfrutado nuestro país en los últimos años.
Rebobinemos la cinta de los recuerdos. 3 de abril de 2005. Por aquel entonces, con el 17 como distintivo para toda una generación de béticos, Joaquín Sánchez trazaba su virtuosismo pegado a la banda derecha del Benito Villamarín. Calidad a raudales para una de las estrellas más consolidadas a nivel europeo y por la que suspiraban un selecto ramillete de clubes. El portuense, indiscutible en las convocatorias de la Selección Española, era el tótem de un Real Betis que completaría la campaña más exitosa de su historia con la consecución de su segunda Copa del Rey y el visado para la UEFA Champions League.
Tienen los futbolistas diferentes un aura que les hace despertar su creatividad en las citas de postín. No iba a ser menos Joaquín, quien en su primera etapa luciendo las Trece Barras regaló actuaciones inmortales. Ocurrió una de las más rememoradas aquella tarde de agridulce recuerdo en el Camp Nou. Gracias a un ritmo vertiginoso, el equipo dirigido por Lorenzo Serra Ferrez fue capaz de debilitar el poderío de un FC Barcelona que conducía con paso firme hacia el título liguero. Un vibrante encuentro de los verdiblancos, barnizado con dos goles de Joaquín y uno de Oliveira, productos de la diabólica rapidez con la que el Real Betis salía al contragolpe.
Sin embargo, pese a la primorosa intervención del extremo, bañada no solo de dos dianas, sino de regates eléctricos y quiebros inverosímiles, el pelotón bético no pudo desmembrar completamente al FC Barcelona. Sobre todo, porque no se lo permitieron. Y es que las controvertidas decisiones del árbitro del partido, Pino Zamorano, diluyeron la victoria bética, que hubiese sido colofón a una tarde de aplastante fútbol por parte heliopolitana. Insuficiente resultó el 1-3 que reflejaba el marcador a falta de 10 minutos para el cierre, debido a que Eto'o y Van Bronckhorst (en un descuento inexplicablemente largo) empataron un choque donde el Real Betis computó más méritos para abrazar los tres puntos.
El FC Barcelona ganó el campeonato liguero, y el Real Betis entregó a los suyos un ejercicio imborrable. Una campaña en la que los béticos incluso tumbaron a los culés (2-1) en el partido de la primera vuelta en el Estadio Benito Villamarín, noche en la que Joaquín volvió a erigirse en titán para delirio de la grada.
Diez años más tarde, el '7', vuelve a pisar como verdiblanco el Camp Nou. Ansioso por dibujar un final feliz a la historia inconclusa en aquella tarde de 2005, Joaquín aspira a interpretar otra obra como aquella maravilla que aún perdura en la memoria del beticismo.