El entrenador del Real Betis, Luis Carriega, se repone en su domicilio de la desdichada salmonella contraída en Canarias.

HISTORIA | Cuando la salmonella hizo estragos

En 1985 se aplazó un partido del Real Betis contra el Valencia al verse afectados nueve jugadores verdiblancos y su entrenador por haber comido una mahonesa en mal estado

Por Manolo Rodríguez

 

El sábado 28 de septiembre de 1985 jugó el Real Betis en Las Palmas. A las diez y media de la noche, hora española. Era la quinta jornada del campeonato de Liga y los verdiblancos llegaban imbatidos al estadio Insular. Desafortunadamente, la racha se quiebra en Canarias. Pierden de manera injusta por 1-0 después de fallar innumerables ocasiones. La sensación no es mala, pero el gol se resiste.

La expedición duerme esa noche en Las Palmas y la mañana del domingo la ocupan los jugadores en hacer compras. El vuelo de regreso está previsto para las seis menos cuarto de la tarde. A las tres se sientan todos a almorzar en el hotel Reina Isabel, donde se hallan alojados desde el viernes. El menú está compuesto por ensalada, paella, filetes de merluza a la romana y fruta. Para acompañar el pescado los camareros del hotel sirven una salsa mahonesa. A las cuatro y media marchan al aeropuerto de Gando y aterrizan en Sevilla a primera hora de la noche.

Ya esa madrugada del domingo al lunes, el jefe de los servicios médicos del Real Betis, José Miguel Benavides, tiene noticias de que varios jugadores presentan cuadros de fiebre, vómitos y diarreas. Son, en concreto, Salva, Calderón, Valdo, Rincón y el directivo Joaquín Becerra, que ha tomado posesión de su cargo apenas unos días antes.

El lunes, sin embargo, es aún peor y poco a poco se van sumando nuevos futbolistas con la misma sintomatología. Como en un goteo que no cesa, empiezan a presentar similares padecimientos Quico, Diego, Cervantes, Hadzibegic y Gabino, a los que se suma el entrenador Luis Carriega.

Todos están malísimos y a todos ellos los visita el doctor Benavides, confirmando que una amplia mayoría de la plantilla del Real Betis está afectada por un brote infeccioso de salmonella provocado por un alimento en malas condiciones. Se hacen las averiguaciones oportunas y, como ya se presumía, se revela que todos los enfermos son los que comieron salsa mahonesa en el almuerzo del domingo. Los que no la probaron no tienen ningún problema.

Saltan las alarmas y no sólo por el estado de los futbolistas, sino también por las exigencias competitivas que vienen de camino. Está previsto que el miércoles inmediato el Betis reciba en Heliópolis al Moguer en el partido de vuelta de la primera eliminatoria de Copa y al domingo siguiente se juega en Liga contra el Valencia, también en el Villamarín.

Por ello, la máquina burocrática del club se pone en marcha. En la misma tarde del martes, siguiendo el procedimiento dictado por la FEF, se presenta en los locales de la Federación Andaluza una solicitud de aplazamiento de ambos encuentros, acompañándola de los pertinentes certificados médicos que acreditan la situación de los futbolistas. Al mismo tiempo, y con la mediación de las autoridades andaluzas, se le comunica al Moguer lo ocurrido.

El miércoles 2 de octubre, mientras que a los afectados se les trata con suero y se disipa el riesgo de que hayan de ser hospitalizados, la Federación autoriza el aplazamiento del duelo copero contra el Moguer y retrasa la decisión sobre el choque de Liga contra el Valencia hasta el día siguiente, cuando se reúna el Comité de Competición.

Esa jornada, sin embargo, se suma a la nómina de enfermos el secretario del club, Antonio Cortés, quien fuera el delegado del equipo en el partido de Las Palmas. Un hombre bueno que el día 28 de ese mismo mes fallecerá inesperadamente en su domicilio a consecuencia de un infarto. El presidente Martínez Retamero lo llorará desconsoladamente y el Betis todo guardará luto por este hombre discreto, apaciguador y sencillo. Una pérdida irreparable.

Por fin el 3 de octubre llega la notificación de que se aplaza el partido contra el Valencia. Así lo confirma el secretario técnico Pedro Buenaventura, quien acude a Madrid con un amplio dossier informativo que le presenta al secretario del Comité de Competición de la FEF, Fernando Vara del Rey. En el mismo se incluyen los distintos certificados médicos elaborados por la entidad, así como ejemplares de prensa donde puede comprobarse la grave afectación que han tenido los jugadores béticos.

Jugadores que en esa fecha ya evolucionan muy favorablemente, aunque alguno de ellos, como el argentino Gabriel Humberto Calderón, sigan teniendo molestias evidentes. De hecho, el sábado 5 se celebra una cumbre en el estadio en la que, amén de realizarle nuevos estudios médicos a los futbolistas, el entrenador Luis Carriega y el preparador físico Diego Soto elaboran un plan de entrenamientos urgente que permita agilizar la recuperación de quienes en esos días han perdido tanto peso y tanto líquido.  

El miércoles 9 se le da el alta médica a Cervantes, Gabino, Salva, Quico y Hadzibegic y el viernes 11 la reciben Calderón, Rincón, Valdo y Diego. Así se le hace saber a la Federación en un lacónico télex que dice lo siguiente: "La totalidad de los afectados han sido dados de alta médica. Saludos. Real Betis".

Restablecida la normalidad, el gran asunto es conocer cuándo se disputarán los partidos aplazados contra el Moguer y el Valencia. Los clubes no han dejado de hablar en esos días, pero es ahora cuando cogen velocidad las conversaciones. Hay varias opciones por delante y se acaba decidiendo que el choque copero tenga lugar el miércoles 23 de octubre y el de Liga el jueves 7 de noviembre.

Al Moguer le gana el Betis por 3-0 (goles de Hadzibegic, Perico Medina y Valdo) con poco ambiente en Heliópolis. Resulta exento en la segunda eliminatoria y pasa directamente a la tercera, donde se las verá con el Mallorca.

El partido liguero contra el Valencia no llega en buen momento. Hay dudas. El Betis anda retrasado en la tabla y aún no ha ganado en casa, donde consecutivamente ha empatado contra Real Madrid (en aquel recordado partido en el que volvió Gordillo con la camiseta madridista), Sporting de Gijón, Racing de Santander y Atlético de Madrid. Su único triunfo en el campeonato lo había firmado en el campo del Celta a principios de septiembre.

Y contra el Valencia tampoco va a ganar. Empate a cero en noche fría. Regular entrada con tres millones de recaudación. Arbitra el salmantino Ramos Marcos y las alineaciones son las siguientes:

Real Betis: Cervantes; Diego, Alex, Hadzibegic, Quico; Ortega, Parra, Reyes (Cristóbal, m.45); Rincón, Gabino y Calderón.

Valencia CF: Sempere; Cuxart, Tendillo, Arias, Quique; Castellanos, Fernando, Ferrando; Sixto (Subirats, m.78), Wilmar Cabrera y Urruti.

El partido decepciona porque el Betis propone poco y, sobre todo, no crea ocasiones de gol. Apenas un tiro al palo de Calderón. El Valencia viste de rojo y negro y lo entrena Óscar Rubén Valdez, un extremo legendario en Mestalla, que había nacido en Argentina, pero que se nacionalizó español y llegó a ser titular indiscutible en la selección cuando la dirigía Kubala.

Las cosas, sin embargo, serán muy distintas para uno y otro a medida que avance la temporada. El Betis, recuperados sus jugadores de aquel desdichado episodio de la salmonella, acabará octavo y el Valencia se irá a Segunda División. El único descenso de la historia valencianista en 100 años.