HISTORIA | El hombre de los cuatro goles
Jorge Vila, que actuó en el Real Betis de 1957 a 1960, ha sido el último delantero que hasta en tres ocasiones distintas hizo un póker de tantos en un mismo partido
Por Manolo Rodríguez
El historiador bético Alfonso del Castillo tiene consignado que el máximo goleador del Real Betis en un partido oficial fue el delantero Antonio Carrasco Clavijo, quien el 13 de noviembre de 1927 obtuvo 7 tantos de los 12 que consiguió el equipo verdiblanco en un encuentro del Campeonato de Andalucía disputado en el Patronato frente al Recreativo de Huelva. Este es, además. el mayor tanteo obtenido por el club en un partido oficial: 12-0.
Siguiendo este relato, se advierte que Alfredo de la Rubia "Luchana" hizo 6 goles en un solo partido, en choque de Tercera División contra el Larache el 9 de enero de 1949, que acabó 11-1. Y que 5 goles de una tacada hicieron el gran Paquirri (el genial Francisco González Rodríguez, sobre el que algún día deberemos hablar con más detalle), el "Pollito" Roldán, un delantero cuyos verdaderos apellidos eran Blanco Jiménez, aunque siempre fuera conocido con ese sobrenombre heredado de su padre, y, por supuesto Manuel Domínguez, el pletórico goleador de los inicios de los 50.
A partir de ahí se amplía la lista y ya aparecen otros varios jugadores con la cifra anotadora de cuatro goles en un mismo encuentro. Algunos de ellos tan importantes como Luis Aragonés, quien le hizo un póker de tantos a la UD Las Palmas en un partido de Copa en el Villamarín en el año 1963.
También en esta nómina vuelven a aparecer los nombres de Paquirri, "Pollito" Roldán y Domínguez, y como hecho insólito, destaca que Jesús Landa, un delantero centro que vistió la camiseta verdiblanca de 1965 a 1970, marcase esas cuatro dianas fuera de casa, concretamente en el campo de Las Gaunas de Logroño, en la ida de una eliminatoria copera en 1966.
Y en esa relación figura asimismo Jorge Vila, en cuya figura y trascendencia queremos detenernos. Vila fue un ariete de raza que hasta en tres ocasiones repitió esa marca goleadora, con el añadido de que una vez los anotó en Segunda, otra vez en Primera y una tercera en la Copa, esa Copa que entonces se llamaba del Generalísimo.
Rubio y corpulento, Vila era un "9" puro, un extraordinario cabeceador que llegó a Heliópolis cargado de experiencia. Fue el delantero centro titular del equipo que protagonizó el ascenso a Primera División en 1958 y durante tres temporadas la afición bética pudo disfrutar de su eficacia ante la puerta contraria. Alguien dijo una vez que lo remataba todo, daba igual lo que le mandaras. Y él mismo se definió "como un delantero que remataba muy bien con los pies y sobre todo con la cabeza. Aprovechaba la altura e iba a todas"
Nacido en la localidad barcelonesa de Santpedor, comenzó a destacar en el Manresa y el Badalona antes de fichar por el FC Barcelona en 1950. En el conjunto azulgrana actuó durante tres campañas, formando parte de aquel mítico equipo que lideraba Ladislao Kubala y que fue conocido como el de las Cinco Copas. Su palmarés con el Barça fue impresionante: 2 Ligas, 3 Copas de España, 2 Copas Eva Duarte y 1 Copa Latina.
De ahí fue al Valencia, donde jugó tres temporadas, y el sábado 7 de septiembre de 1957 firmó su contrato como bético en la flamante secretaría de la calle Alemanes, una moderna y espaciosa sede que se había inaugurado ocho meses antes. Vila tenía 28 años y llegaba a un Betis que bajo la presidencia de Benito Villamarín se preparaba para dar el salto definitivo a Primera División.
Marchó de inmediato a la concentración del equipo en Oromana y al día siguiente ya tuvo minutos en el partido de presentación en Heliópolis contra el Atlético de Madrid. Debutó en partido oficial el 22 de septiembre de 1957 jugando contra el Hércules en el campo de La Viña y se estrenó como goleador en el encuentro Real Betis-Extremadura de la quinta jornada, con tres tantos.
Esa campaña fue un trueno. Marcó 19 goles y anotó su primer póker en un partido contra el CD Málaga en el mes de abril del 58. El Betis se impuso por 5-2 y Vila mereció todos los elogios. "El ariete realizador sumo" lo calificaron en algunos periódicos. Hizo tres tantos en la primera mitad y el cuarto en la continuación al cazar de cabeza un rechace del palo. Acabado el encuentro, el entrenador malaguista Chales declaró que el Betis tenía un equipazo y pronosticó que subiría como campeón.
Y acertó. El Betis de Villamarín volvió con los más grandes y Vila se mantuvo en el eje del ataque. Ese año, por mor de las lesiones y por la competencia con el brasileño Moreira, jugó menos, pero marcó igual: esta vez, 17 goles entre Liga y Copa. Y de nuevo repitió con cuatro goles en un mismo partido. Y por dos veces.
Su segundo póker llegó el 16 de noviembre de 1958. En la décima jornada. El Real Betis masacró al Zaragoza por 7-0 en la que, por el momento, es su mayor victoria histórica en Primera División. Vila estuvo excepcional, según recogen las crónicas. El diario ABC de Sevilla dejó escrito que "el público tronó en voces de "Vila, Vila, Vila". Bien lo merecía. Así es como les gusta a los españoles ver jugar a los delanteros centro. Su lección quedaba plasmada en cuatro tantos y su ejecutoria aplaudida con calor y con alma".
Aquel partido lo dirigió el colegiado cántabro Rafael García Fernández y las alineaciones para el recuerdo fueron las siguientes:
Real Betis: Menéndez; Portu, Ríos, Valderas; Isidro, Areta; Castaño, Kuszmann, Vila, Azpeitia y Del Sol.
Real Zaragoza: Lasheras; Cortizo, Alustiza, Torres; José Luis, Rubio; Vila, Murillo, Mauro, Wilson y Gausí.
Los otros tres goles del Betis los hicieron Kuszmann, Azpeitia y Castaño y como detalle de alcance conviene recordar que el José Luis que se cita actuando en el mediocampo aragonés era José Luis García Traid, entrenador verdiblanco al final de la década de los 70 y trágicamente fallecido en 1990, a causa de las complicaciones postoperatorias de una intervención de cirugía plástica.
Para completar el círculo, la tercera vez que Jorge Vila marcó cuatro goles en un mismo día fue en el torneo copero y en un partido de cierto valor histórico, ya que supuso la vuelta del Real Betis a la Copa del Generalísimo, competición de la que faltaba desde 1949.
El rival fue el Tenerife y los verdiblancos se impusieron en Heliópolis por 6-1. Un festival. Vila materializó cuatro tantos (todos en el primer tiempo) y Bosch y Del Sol completaron la goleada. Precisamente Del Sol fue el mejor sobre la hierba.
Desde entonces, nadie ha vuelto a hacer lo que hizo Vila. Marcar tres veces cuatro goles, a lo que debemos añadirle dos hat-trick. Ni siquiera los goleadores más imponentes, que haberlos los ha habido vistiendo la camiseta verdiblanca.
Junto a eso, los familiares de Vila recuerdan siempre la felicidad del delantero durante su estancia en Sevilla. Aquí fue padre y prácticamente remató la carrera grande que había iniciado en Las Corts al lado de Basora, César, Kubala, Moreno y Manchón. Formando parte de la delantera prodigiosa de aquel Barça de la temporada 1951-52 que entrenaba Fernando Daucik y en la que Vila jugó mucho más que Moreno, aunque no lo mencionase la canción Temps era temps de Serrat que ha pasado al imaginario colectivo.
Jorge Vila Soler abandonó la disciplina del Betis en 1960 para marchar al Córdoba, con el que ascendió a Primera en 1962, y donde también le acompañaron sus goles.
Falleció en Mahón (Menorca) el 20 de enero de 2011, dejando en el Real Betis el legado de 39 goles en 71 partidos oficiales.