Desde que llegaron en el verano del 2010, Jorge y Rubén se han vuelto inseparables. Se entienden igual de bien tanto dentro como fuera del terreno de juego, comparten habitación desde hace dos años y lo seguirán haciendo durante esta temporada. Lejos de egoísmos y protagonismos, los dos delanteros se tratan como hermanos. El de Alcoy deja que el canario haga y deshaga dentro de la habitación, que ponga la música que quiera y contagie el habitáculo, como el propio jugador dice, de “alegría”. Y no le van mal las cosas a ambos compartiendo domicilio viajero. Rubén hizo 18 veces la cresta mientras que Jorge anotó 12 tantos, uno de ellos con valor europeo. Dos compañeros, dos amigos y un solo objetivo, el gol.