HISTORIA | Sesenta años del debut del Real Betis en Europa
Se estrenó jugando en Heliópolis contra el Stade Français en la Copa de Ciudades en Feria y desde entonces ha disputado en 17 ocasiones las competiciones continentales
Por Manolo Rodríguez
Ahora que el Real Betis entra de lleno en la disputa de la Uefa Conference League de esta temporada 2024/25, donde ya lo espera el Legia de Varsovia, oportuno será recordar que se están cumpliendo seis décadas del debut del equipo verdiblanco en las competiciones europeas.
Sesenta años en los que ha disputado 96 partidos en distintos torneos continentales, teniendo ya asegurados, al menos, los 6 que deberá jugar en esta fase de grupos de la Conference que se abre en la capital de Polonia. Por tanto, alcanzará la centena el 28 de noviembre de este año en la cuarta jornada del torneo que lo medirá al FK Mladá Boleslav de la República Checa.
Cien partidos que no son una cifra irrelevante si tenemos en cuenta los muy distintos avatares vividos por la entidad en estas seis décadas y que sitúan al Real Betis, con toda dignidad, en el top-10 de los equipos españoles que más enfrentamientos han vividos allende nuestras fronteras.
Es cierto que la aparición en Europa en 1964 no tuvo continuidad hasta 1977 y que tras un par de pasos fugaces en los años 80 el club sólo empezó a hacerse asiduo de estas competiciones en la década de los 90 y, muy particularmente, en el siglo XXI, sobre todo en las últimas cuatro temporadas en las que de manera brillante ha ido repitiendo su presencia año a año en los sorteos continentales.
Así las cosas, esta será la decimoséptima vez que el Real Betis tenga acomodo en un torneo europeo. La primera de ellas se remonta a 1964 en la primitiva Copa de Ciudades en Feria y a partir de ahí los caminos del fútbol lo llevaron a transitar por la Champions League (2005), la Recopa de Europa (1977 y 1997), la actual Uefa Europa League, antes llamada Copa de la Uefa a secas, en 1982, 1984, 1995, 1998, 2002, 2005, 2013, 2018, 2021, 2022 y 2023 y en la Uefa Conference League en la pasada edición 2023/24 y en la actual 2024/25
Ahora que estamos conmemorando el 60 Aniversario de su debut en el continente, y como ya contamos en relatos anteriores, bueno será volver a evocar, a fuer de exhaustivos, que el Real Betis se estrenó en competición europea el miércoles 9 de septiembre de 1964 jugando en Heliópolis contra el Stade Français de Paris. Fue su primera aventura futbolística en estos torneos y la culminación del proceso de crecimiento que se había iniciado en 1958 con el ascenso a Primera División. Un hito histórico que llegaba apenas unos días después de haber ganado su primer Carranza y que le hacía justicia a la extraordinaria clasificación obtenida por el equipo en la Liga anterior.
Precisamente ese tercer puesto en la temporada 1963/64 fue el que hizo posible que el Real Betis pudiera acceder a las competiciones europeas. El sueño que el presidente Benito Villamarín había alentado desde años antes (ya lo había solicitado en 1962 y 1963) y que por fin en 1964 se concretó con la inscripción verdiblanca en la Copa de Ciudades en Ferias, el torneo que se convertiría en el antecedente de lo que después fue la Copa de la UEFA y, en la actualidad, la Uefa Europa League.
La Copa de Ciudades en Ferias se había puesto en marcha en 1955 impulsada por la recién creada Unión Europea de Fútbol Asociación (UEFA) con el padrinazgo de las Federaciones de Inglaterra, Italia y Suiza. Nació a la contra de la Copa de Europa que había promovido el rotativo deportivo francés L'Equipe, con el inestimable apoyo del Real Madrid, y su fin primordial era vincular el fútbol con el crecimiento comercial de las ciudades europeas que tan lentamente se recuperaban de la devastación de la II Guerra Mundial, haciendo posible que este deporte de masas fuera un elemento más de relación económica entre los países.
La idea inicial pretendió que se enfrentaran entre sí selecciones de ciudades que albergasen una Feria de rango internacional, aunque desde el primer momento fueron equipos y no selecciones los que mayoritariamente se apuntaron al torneo. Para participar en ella no era necesario haberse adjudicado ningún título de Liga o Copa y el principal impulso desde España se lo dio el FC Barcelona que, de hecho, fue el campeón de las dos primeras ediciones.
La diplomacia de De la Concha
Ya en diciembre de 1963, apoyado en la excelente marcha liguera del equipo, Villamarín decidió pisar el acelerador para conseguir que el Real Betis fuera invitado a la siguiente edición del torneo europeo. Le encargó la gestión al secretario técnico José María de la Concha quien, a partir de entonces, inició una intensa actividad diplomática.
Viajó a Bolonia para entrevistarse con el presidente de la Federación Italiana, Ottorino Barrasi, y tejió una firme red de contactos con los federativos españoles cercanos al Comité Ejecutivo de la Copa de Ciudades en Ferias, en particular con el vicepresidente de este organismo, Francisco Román.
Concluida la Liga tras el Real Madrid y el FC Barcelona, los dirigentes béticos daban por hecho que el Real Betis tendría plaza europea. Así lo publicaron incluso algunos periódicos a principios de junio, apoyados en el hecho de que se hallaba en estudio una ampliación del número de equipos que disputarían el torneo continental.
El único problema es que a la Copa de Ciudades en Ferias no se accedía directamente por la clasificación deportiva. Tenían que invitarte después de que acreditaras cumplir todos los requisitos. Y el principal de todos ellos estaba resuelto, ya que la ciudad de Sevilla contaba desde 1958 con una Feria Nacional de Muestras, que en febrero de 1962 había alcanzado el rango de Feria Iberoamericana, bajo la presidencia de José González Reina.
Sólo quedaba, pues, que se valorara el momento deportivo del club. Pero lo mismo querían otros varios equipos españoles que también presionaban ante el organismo continental. Se sucedían los rumores, pero nadie garantizaba nada.
Con esa incertidumbre se convocó para el 25 de junio de 1964 en Barcelona la Asamblea de la Copa de Ciudades en Ferias. El día antes se reunió el Comité Ejecutivo y ardió Troya. El organismo europeo partió de la idea de admitir sólo a dos clubes españoles y ese derecho se lo disputaron el Barcelona, el Valencia, el Zaragoza, el Athletic de Bilbao, el At. Madrid y el Real Betis. La pelea entre los equipos españoles fue feroz. Encarnizada y, por momentos, muy desagradable.
De la Concha pidió la palabra una y otra vez, desmontó las prerrogativas que se atribuían principalmente el Barcelona y el Valencia, amenazó con impugnar los acuerdos que se adoptaran y manifestó claramente su propuesta de ampliar el número de equipos. También en esas horas tensas Benito Villamarín mantuvo una conversación telefónica con el presidente de la FIFA, Stanley Rous, a quien le unía una cordial relación.
La Asamblea dio comienzo con enorme suspense y finalmente se impuso la tesis de elevar a 48 el número de equipos participantes (hasta entonces eran 32), éxito que se le atribuyó al ya mencionado Francisco Román, hombre cercano a los dirigentes verdiblancos. Una decisión que garantizaba la participación del Real Betis y de todos los demás equipos españoles que aspiraban a ello. De la Concha estaba eufórico.
Esa misma tarde, sobre la marcha, se sortean las eliminatorias. El Betis queda encuadrado en el Grupo XI y su primer rival es el Stade Français de París. En caso de superar la eliminatoria debería jugar contra el ganador del otro cruce del grupo, el que enfrentaría a la Juventus de Turín y a la Royale Union Saint-Gilloise belga.
Pero no pudo ser. El equipo verdiblanco cayó ante el conjunto francés y la afición de Heliópolis nunca pudo disfrutar de la satisfacción que hubiera sido ver en Heliópolis a Luis del Sol con la camiseta de la Juventus, club en el que reinaba en ese momento. Los turineses, por supuesto, se deshicieron con facilidad de los modestos belgas y llegaron hasta la final misma del torneo, aunque, extrañamente, perdieran esa final en su propio campo ante el Ferencvaros húngaro.
El primer partido europeo en el Benito Villamarín se jugó a las nueve menos cuarto del miércoles 9 de septiembre de 1964. Lleno casi total.
Ambos equipos salen al césped portando las banderas de los países contendientes. El Betis, con calzonas negras. Los franceses, de blanco completo, con una doble franja azul y roja en la camiseta.
Suenan los himnos nacionales con las escuadras flanqueando al trío arbitral. Eusebio Ríos y el internacional suizo Pottier ofician como capitanes. En el banquillo verdiblanco se sienta Luis Hon; el francés lo ocupa Henri Priami, aunque éste y sus ayudantes prefirieron ver el partido desde la tribuna para contar con una mejor visión del juego.
Arbitró el portugués Francisco Guerra y, a sus órdenes, las alineaciones fueron las siguientes:
Real Betis: Pepín; Aparicio, Rios, Paquito; López Hidalgo, Suárez; Breval, Frasco, Ansola, Azcárate y Rogelio.
Stade Français: Carnus; Stasiak, Trusas, Baconnier; Bacquet, Stako; Berange, Peri, Fefeu, Pottier y Alba.
El primer gol lo hizo el Real Betis al inicio de la segunda parte. Un trallazo de López Hidalgo que batió a Carnus. El empate del Stade Français llegó a falta de catorce minutos para el final. Lo culminó Pottier tras una brillante jugada personal.
Tres semanas más tarde se disputó el choque de vuelta en el Parque de los Príncipes, el 30 de septiembre. Los verdiblancos presentaron cuatro cambios (jugaron Lasa, Grau, Pallarés y Bosch en sustitución de Aparicio, Suárez, Azcárate y Rogelio) y la decepción fue rotunda. Perdió 2-0 en un mal partido.
Ahí acabó aquella primera aventura europea por la que tanto lucharon Villamarín y De la Concha. Un debut que ya ha cumplido 60 años y que vuelve al recuerdo camino de Varsovia.