Dos penaltis para un 'Pichichi'
En la temporada 1982-83, Rincón se estrenó ante Osasuna como lanzador de máximos castigos en su lucha por proclamarse máximo goleador de la Liga
Por Manuel Rodríguez
A falta de cuatro jornadas para que acabara la temporada 1982-83, el Betis lo tenía todo hecho. Estaba por la mitad de la tabla y se hallaba casi a la misma distancia del descenso que de las plazas europeas. El año parecía salvado y esa era una buena noticia. Sobre todo, porque durante algunos meses llegó a cundir la alarma y se vinieron a la cabeza los peores presagios. Ello había provocado el cese de Antal Dunai en vísperas de Nochebuena y la llegada de Marcel Domingo, quien con su gramática parda y su volcánico carácter fue capaz de reflotar al equipo. Incluso, firmando gestas tan imponentes como la manita al futuro campeón de Liga o el empate en el Nou Camp aquella noche que reapareció Maradona y debutó Menotti en el banquillo blaugrana.
Sin embargo, aún quedaba un asunto que despertaba la ilusión de los aficionados. Un acontecimiento nuevo y extraordinario que jamás se había conocido en Heliópolis: la posibilidad de que un jugador del Real Betis se proclamara máximo goleador del campeonato de Liga en Primera División. Algo que sí contaba con un precedente en Segunda, donde ya se había coronado Joaquín Sierra 'Quino' en la campaña 1968-69.
Ese futbolista que aspiraba en aquellas fechas a erigirse en el 'Pichichi' de la máxima categoría era Hipólito Rincón Povedano, un delantero puro que se había formado en los escalafones inferiores del Real Madrid, que estuvo cedido en el Díter Zafra, el Recreativo de Huelva y el Real Valladolid, y que en la Copa del 80 le marcó dos goles a Esnaola en el Bernabéu.
Había llegado al Villamarín en la temporada anterior, con 24 años, y su adaptación no fue sencilla. Apenas hizo 4 goles y algunos llegaron a dudar de la conveniencia de su fichaje, en el que se habían invertido 30 millones de pesetas. Mucha tela, pensaron, para un suplente de Madrid. Los años venideros demostrarían que no.
A cuatro jornadas para el final de la temporada 1982-83, Rincón, con su camiseta número 7 a la espalda, llevaba marcados 16 goles y figuraba en la cabeza del 'Pichichi', igualado con el zaragocista Raúl Amarilla. Por detrás venían delanteros tan importantes como Jorge Valdano, Dani, Sarabia, Hugo Sánchez o Kempes.
En esas llegó a Heliópolis el CA Osasuna, que entonces peleaba por evitar el descenso. 3 de abril de 1983. Domingo de Resurrección. El encuentro da comienzo a las seis de la tarde y antes de que se inicie el juego una novia vestida de blanco hace el saque de honor. Arbitra el colegiado valenciano Fandós Hernández y las alineaciones son las siguientes:
Real Betis: Esnaola; Diego, Alex, Canito, Gordillo; Ortega (Ramón, m.50), Parra, Casado (Romo, m.65), Cardeñosa; Rincón y Peter Barnes.
CA Osasuna: Basauri; Macua, Purroy, Lecumberri (Castañeda, m.65), Mina; Dioni, Lumbreras, Rípodas; Echevarría (Bustingorri, m.46), Bayona y Martín.
El Betis domina desde el principio y a los 17 minutos, para satisfacción general, Rincón abre el marcador tras una virtuosa pared con Gordillo. Osasuna empata un cuarto de hora después y al descanso se llega con empate a uno. Pero el estadio está envalentonado con el 'Pichichi' de Rincón, que ya lidera la tabla goleadora en ese momento, puesto que el Zaragoza (donde se hallan sus máximos rivales) no empieza a jugar en Málaga hasta las siete y media.
Por eso, ruge cuando el árbitro pita penalti a favor del Betis en el minuto 55. Derribo a Gordillo. El especialista es Cardeñosa y quizá lo más conveniente fuera amarrar la victoria antes de pensar en otras cosas. El público, sin embargo, corea el nombre de Rincón. Se vive un momento de duda que Cardeñosa resuelve dándole la pelota al delantero. Rincón se dirige el área en medio de una cerrada ovación. Va a lanzar su primer penalti como jugador del Betis.
Y lo transforma estupendamente, mandando al portero al lado izquierdo, mientras que clava el balón junto al poste derecho. Ya van dos goles.
Las tribunas se inflaman y Rincón parece como poseído. Y en la jugada siguiente hace lo imposible. Persigue con tremenda fe un balón que se va por la línea de banda, se revuelve, se mete en el área entre dos contrarios y cuando va a chutar lo zancadillean. Nuevo penalti.
Esta vez no hay debate. El madrileño agarra el balón, lo coloca en el punto, toma carrera y ejecuta el lanzamiento exactamente igual que la vez anterior. Hat-trick de Rincón. Tres goles para el 'Pichichi'.
El encuentro acaba con victoria bética por 4-2 (el cuarto lo hizo Ramón) y Rincón se sitúa al frente de la tabla de goleadores con 19 tantos. Más tarde en Málaga, los zaragocistas Amarilla y Valdano sólo marcarán un gol cada uno.
Con esa ventaja de dos goles afronta Hipólito Rincón las tres últimas jornadas. Una semana después en Valencia hace el gol número 20. Amarilla no anota. Aumenta la distancia. En la siguiente, el Betis empata a uno en casa con el Valladolid, pero Rincón no marca y, además, le sacan una tarjeta que le impedirá disputar el último partido del campeonato en el Sánchez Pizjuán. Amarilla tampoco suma. Todo sigue igual.
Así las cosas, la jornada final del campeonato se abre con tres tantos de ventaja para el delantero bético. 20 por 17. Pero Rincón no jugará ese último partido y todo queda, pues, a expensas de lo que haga el paraguayo Raúl Amarilla.
El Zaragoza recibe al Salamanca y Amarilla marca dos goles en 50 minutos. Crecen la inquietud y los nervios. Rincón sigue los acontecimientos en la cabina de Radio Sevilla y allí respira aliviado cuando termina el partido de La Romareda. Amarilla no ha vuelto a anotar. Hipólito Rincón Povedano acaba de convertirse en el primer 'Pichichi' de la historia del Real Betis.
Una extraordinaria noticia que no llega sola, puesto que apenas cuatro días antes el veterano seleccionador Miguel Muñoz lo hace debutar en el equipo nacional, en partido clasificatorio para la Eurocopa de 1984, disputado precisamente en Zaragoza.
Ganó España por 2-0 y Rincón tuvo la fortuna marcar un gol, su primer gol con la selección, en los apenas quince minutos que estuvo sobre la hierba. Fue el tanto que cerró el marcador, a un minuto del final, al rematar de soberbio cabezazo un centro templado del madridista Gallego. Aquella noche también jugó Rafael Gordillo.
Después vendrían otros muchos goles de Rincón en la selección, algunos de ellos tan importantes como los cuatro que le hizo a Malta en el Villamarín la noche del 12-1.
Y decisivos fueron también sus tantos en el Real Betis, donde actuó durante ocho temporadas, hasta erigirse en el máximo goleador en Primera División, con el récord de 78 goles en 223 partidos.
Pero la tarde contra Osasuna de abril del 83 resultó histórica por muchas cosas. Por el debut de Rincón como lanzador de penaltis y, sobre todo, porque aquellos dos lanzamientos que tan gentilmente le cedió Julio Cardeñosa resultaron fundamentales para que pudiera anotarse el único 'Pichichi' del que se tiene memoria en Heliópolis.