El gol más joven
Fue contra el Atlético de Madrid, en el mes de enero de 1982, cuando el juvenil Romo se convirtió en el jugador del Real Betis que marcaba un gol con menor edad
Por Manolo Rodríguez
En la temporada 1981-82 debutó en el Real Betis un juvenil llamado José Ramón Romo. Un muchacho menudo que tenía una prodigiosa pierna izquierda. Tan buena, que algunos creyeron ver en él (por la delgadez y por la zurda) al sucesor de Julio Cardeñosa. Procedía de los escalafones inferiores y se había formado en los potreros de Heliópolis a las órdenes de Germán Vaya “Mani” y de Alberto López Ramos. Un talento en ciernes que en octubre de 1981 fue llamado a la selección española juvenil que disputó en Australia el Mundial de su categoría. Allí fue titular en dos partidos y coincidió con otros jugadores que después serían relevantes, como el portero Fernando Peralta o los mediocampistas Francisco y Marina.
En enero de 1982 el Betis atravesaba un buen momento. Era quinto en la tabla y había despedido el año anterior con un sonoro triunfo en el Villamarín ante el Barcelona. Enseguida arrancaba la segunda vuelta y repetía en casa contra el Racing de Santander. Estaba lesionado Antolín Ortega y el entrenador Rafael Iriondo se decidió a meter en la convocatoria al joven Romo, que por primera vez se concentró con los profesionales en el Parador de Carmona. Los periódicos hablaron muy bien de él y hasta el maestro Cardeñosa dijo que tenía extraordinarias cualidades.
Sin embargo, aquel partido contra los cántabros quedó marcado para siempre por un gesto de Javier López a la tribuna. Un sector de público venía buscándole las cosquillas al gran centrocampista bético y éste explotó cuando marcó el gol del empate. Le dedicó un elocuente corte de mangas a los que le chillaban y el estadio se levantó en armas. A partir de ahí ya no hubo paz ni sosiego. Sólo ruido. Por eso, no encontró mucho eco que en el minuto 85 de partido el juvenil Romo (con el 14 en la camiseta) entrara en el campo en sustitución de Antonio Casado. El momento de su debut, con fecha 3 de enero de 1982.
A López lo apartaron del equipo una semana y eso le permitió a Romo ser titular tres días más tarde contra el Athletic de Bilbao, en Copa. Jugó bien, gustó al público y se mantuvo en la alineación al domingo siguiente en San Sebastián, donde se lesionó Parra, que hubo de estar un mes largo en el dique seco.
Por estas razones, Romo siguió jugando. Ya lucía el número 11 y con esa camiseta saltó al césped de Heliópolis el domingo 17 de enero de 1982. Una tarde entoldada y fría en la que se disputaba un interesante Real Betis-Atlético de Madrid. Partido grande.
Los verdiblancos estaban en la sexta plaza y los colchoneros, bastante peor. Eran undécimos y ya habían tenido dos entrenadores, ambos, por cierto, con pasado bético. Había iniciado la temporada Luis Carriega, cesado en la jornada 11, y ahora ocupaba el banquillo José Luis García Traid, otro viejo conocido.
El partido llega el día después de que se hubieran sorteado en Madrid los grupos del Mundial-82 que se disputaría en España. Y todo el país hablaba de eso. De nuestros rivales, Honduras, Yugoslavia e Irlanda; del apasionante URSS-Brasil que se disfrutaría en Sevilla y, en definitiva, del festín de fútbol que venía de camino en apenas cinco meses.
El Villamarín se llena para ver el encuentro entre verdiblancos y madrileños. Gran entrada y buen ambiente. Terreno de juego algo blando y a las órdenes del colegiado murciano Jiménez Madrid los equipos presentan las siguientes alineaciones:
Real Betis: Esnaola; Benítez, Alex, Peruena, Gordillo; Ortega, López, Romo (Bizcocho, m.76), Cardeñosa; Tello (Rincón, m.85) y Diarte.
Atlético de Madrid: Aguinaga; Clemente, Balbino, Juanjo, Julio Alberto; Ruiz, Mínguez (Marián, m.65), Quique; Marcos, Hugo Sánchez y Rubio.
El partido arranca con intercambio de golpes y el Betis da primero. Gol del 'Lobo' Diarte que enseguida contrarresta el Atleti con el empate de Rubio. Apenas van 23 minutos y desde entonces ya no hay color. Mandan los de Iriondo, que antes del descanso van a decidir el encuentro. En el minuto 28, Diarte fabrica un golazo que desnivela el tanteo. Una pared y un tiro durísimo que provocan el arrebato en las gradas.
Y poco después llega el gol que desde esa tarde está en la historia del Real Betis. Corre el minuto 41 cuando Cardeñosa lanza una falta desde el costado zurdo. Vuela la pelota y en el segundo palo Diarte la toca de cabeza con dificultades. El balón sale hacia atrás donde el joven Romo, dentro del área, la empalma con la derecha (su pierna mala) a bote pronto. Le sale un tiro seco y ajustado ante el que no puede reaccionar Aguinaga.
Es el 3-1, pero, sobre todo, es un gol con un significado muy especial, ya que, por el momento, sigue siendo el tanto marcado con menos edad por un futbolista verdiblanco en toda la historia del club en Primera División. El gol más joven, ya que José Ramón González Romo sólo contaba 18 años y 97 días cuando cerró el marcador aquella tarde de enero.
De ahí hasta el final de temporada pasaron muchas cosas. Romo jugó cuatro partidos más (incluso disputó un derbi en Nervión), pero el equipo entró en una zona de turbulencias que acabaron provocando el cese de Iriondo y la llegada al banquillo de Pedro Buenaventura.
Al año siguiente, con el húngaro Dunai al mando, desapareció de las alineaciones. Lo rehabilitó Marcel Domingo y volvió a Heliópolis una noche de enero contra el Sporting de Gijón, en partido televisado. Jugó con el 10 de Cardeñosa y el periodismo lo puso por las nubes. Pero tampoco echó raíces.
Más tarde fue cedido al Recreativo de Huelva y retornó al Betis en 1984. Estuvo en Heliópolis hasta 1989 y llegó a protagonizar un momento de gloria que ya forma parte del imaginario de los béticos. Algo que ocurrió la soleada mañana del Domingo de Ramos de 1986. El 23 de marzo. En un Betis-Sevilla que supuso el debut como entrenador del gran Luis del Sol en el Villamarín.
En el minuto 21 de ese partido, una jugada por la derecha de Gabriel Humberto Calderón acaba con un pase a Rincón que, tras un rebote, deja la pelota muerta en el punto de penalti. Y allí aparece Romo para mandarla a la red y ganar el partido. Una victoria que toda una generación de béticos conocerá a partir de entonces como el “Domingo de Romo”.
Quizá su actuación más memorable tuvo lugar otra mañana de 1989 en un partido de Copa contra el Logroñés. Un día en que bordó el fútbol y desató a Rincón, que marcó tres goles. Sin embargo, nunca acabó de ser todo eso que se pensaba que sería. Jamás se hizo realidad el sueño de los aficionados de haber descubierto al nuevo Cardeñosa. Pero el honor que le acompaña desde 1982 es el de haber marcado el gol más joven en la historia del Real Betis. El tercero al Atlético de Madrid aquella tarde de enero.