HISTORIA | Cuando Gordillo fue titular en el equipo de las estrellas
En diciembre de 1980, en un partido disputado a beneficio de Unicef, el lateral bético jugó en una selección mundial al lado de figuras como Platini, Cruyff o Rummenigge
Por Manolo Rodríguez
Fue el mayor lleno de la historia en el campo del Barcelona. Ocurrió la noche del martes 16 de diciembre de 1980 y, según contaron las crónicas, resultó algo extraordinario y colosal. Más de 100.000 espectadores atestando hasta la bandera el Camp Nou para presenciar el partido de los partidos. El encuentro que reunía a la mayor concentración de figuras que jamás se habían podido ver en un campo de fútbol.
La gala tuvo carácter solidario y su recaudación se destinó a Unicef. Un espectáculo que estuvo al servicio de los niños más necesitados y que enfrentó al titular del estadio, el FC Barcelona, contra una selección mundial en la que no faltaban ninguno de los ídolos de la época. Una escuadra de ensueño que recibió el nombre de Humane-Stars, las estrellas humanas.
En este equipo de las Galaxias estaba lo mejor de lo mejor. Entre otros, el alemán Rummenigge y el francés Platini; el ruso Blokhin y el italiano Chinaglia; el yugoslavo Pantelic y el austriaco Pezzey; el mejicano Hugo Sánchez y el coreano Cha Bun Ku; el japonés Kamamoto y el checo Vojacek.
Al frente de esta acorazada figuraba como capitán el legendario Johan Cruyff y sólo habían sido convocados dos jugadores españoles, sin duda los más importantes de la época. De una parte, el portero de la Real Sociedad Luis Arconada, titular indiscutible de la selección nacional y, de otra, Rafael Gordillo, la joya de la corona del Real Betis y el futbolista con más proyección de cuantos actuaban entonces en la Liga.
Para el Betis fue un timbre de gloria la presencia de Gordillo en este acontecimiento planetario. La confirmación de que en Heliópolis ya había arraigado un nuevo ídolo que sobreviviría a los tiempos. Otra razón para provocar el orgullo de todos esos aficionados que habían ido viendo crecer al "Vendaval del Polígono" desde sus primeros años formativos en el filial hasta su definitiva confirmación como un grande de España.
En aquellas fechas de diciembre de 1980 Rafael Gordillo atravesaba un excelente momento de forma. Había jugado, sin faltar ninguno, los 15 partidos que se llevaban disputados en el campeonato liguero y, asimismo, había sido titular en 3 encuentros de la Copa del Rey. Incluso destacaba como goleador, habiendo anotado 3 tantos en los partidos que enfrentó al Betis contra el Valencia, el Hércules y el Salamanca. Particularmente emotivo fue el anotado ante los alicantinos, ya que pasó a los anales como el primero que se marcaba en el nuevo Benito Villamarín remodelado para el Mundial-82. Un certero cabezazo a la salida de un córner.
En la selección nacional Rafael Gordillo también empezaba ya a ser un nombre insustituible. En el verano de 1980 había acudido a la Eurocopa de Italia en compañía de Julio Cardeñosa y de septiembre a noviembre fue titular en los partidos amistosos disputados contra Hungría, Alemania Democrática y Polonia, encuentros estos últimos en los que coincidió con otro jugador bético, en este caso con el extremo Enrique Morán.
Eran 13 las internacionalidades que sumaba en aquel momento Rafael Gordillo, un número que a la crítica ya le parecía apreciable en aquellos entonces, pero que aún estaba muy lejos de las 75 que llegaría a contabilizar a lo largo de su prodigiosa carrera.
Por estas razones, y por la juventud que rebosaban sus 23 años, fue natural que el seleccionador de las estrellas, el alemán Jupp Derwall, lo convocara para el partido galáctico que se iba a disputar en el Camp Nou, a pesar de que el lateral bético arrastraba unas pequeñas molestias que se le habían hecho ostensibles en el último partido de Liga jugado en Heliópolis contra el Sevilla y que concluyó con triunfo verdiblanco por 2-0.
Gordillo acudió al hotel Princesa Sofía y allí compartió te y pastas la misma tarde del partido con el resto de astros mundiales, sin saber entonces que alguno de ellos, como Hugo Sánchez, sería su compañero un lustro después en el Real Madrid. Hugo Sánchez, por cierto, que en aquellos días estaba a punto de ser traspasado al Atlético de Madrid por el club mejicano donde actuaba, el Cruz Azul.
Otro aliciente para justificar el tremendo lleno del Camp Nou fue la desatada ilusión que en aquellos días acompañaba a los aficionados barcelonistas. El club blaugrana había iniciado la Liga 1980/81 con mal pie y tanta inestabilidad acabó por hacer crisis tras la victoria del Real Betis en el coliseo barcelonista por 1-3 aquella tarde de gran fútbol y goles de Benítez, Morán y Cardeñosa.
Fue cesado el entrenador Kubala y lo sustituyó Helenio Herrera, el viejo mito que había subido al Barça a los altares al final de los años 50. Un personaje en toda la extensión de la palabra. Llevaba seis jornadas consecutivas sumando y ya tenía otra vez al Barça en los puestos nobles de la tabla. Se respiraba optimismo y esa ilusión agrandó, sin duda, el ambiente de fútbol.
La selección mundial vistió con camiseta azul y pantalón blanco y presentó la siguiente formación: Pantelic (Arconada); Broos, Bonhoff, Pezzey (Isa), Gordillo; Hansi Muller (Halihodzic), Cruyff, Platini (Hugo Sánchez); Rummenigge (Kamamoto), Chinaglia (Cha Bun Kun) y Blokhin (Vojacek).
Gordillo disputó los 90 minutos y esto no agradó demasiado al entrenador del Real Betis, Luis Carriega, quien hubiera querido menos esfuerzo para la gran perla bética. Pero era consciente de lo que ya representaba Gordillo y por eso le declaró al diario ABC: "Es el jugador más cotizado y es lógico que se le exija así. Ahí está..."
El Barcelona, por su parte, alineó a: Artola; Ramos (Albadalejo), Migueli, Alesanco, Olmo; Sánchez (Estella), Schuster, Zuviría (Martínez); Simonsen (Rexach), Quini (Carrasco) y Esteban (Landáburu).
El partido lo ganó el Barcelona por 3-2, con goles de Simonsen, Schuster y Martínez para los azulgranas, y Hugo Sánchez y Bonhoff para los Humane-Stars.
Pero al margen de la concentración de estrellas y del hermoso espectáculo deportivo que se pudo ver en la hierba, la noticia preferente del encuentro fue la expulsión de Cruyff en el minuto 10 de la segunda parte. El árbitro del partido, el catalán Miguel Pérez, lo mandó a los vestuarios porque, según dijo el colegiado: "Ha atacado mi integridad moral y me ha insultado". El holandés, sin embargo, declaró a la prensa: "No lo he insultado, sólo le he dicho que estaba loco". En fin...
La recaudación del partido, que era de lo que se trataba, ascendió a 40 millones de pesetas, que, una vez deducidos los gastos, arrojó un beneficio neto de 35 millones que les fueron entregados a Unicef.
Para Gordillo fue una experiencia inolvidable. Algo que lo ha acompañado desde entonces. Jugar al lado de aquella colección de figuras relanzó aún en mayor medida su cartel futbolístico y lo convirtió en el jugador de moda que durante varios años anduvieron disputándose el FC Barcelona y el Real Madrid.
Al día siguiente retornó al Villamarín y su esfuerzo en el Camp Nou no dejó secuelas físicas. De nuevo fue titular en el siguiente partido liguero en Murcia, completando hasta final de temporada una excelente campaña en la que no se perdió ni un solo encuentro de los disputados por el equipo verdiblanco.
En la selección nacional actuó en 3 partidos más antes de cerrar el ejercicio 1980/81, entre los que destaca la mítica primera victoria española en Inglaterra, en el estadio de Wembley, la noche en que se conoció la liberación de Enrique Castro Quini tras 20 días de secuestro.
Todo eso forma parte del legendario currículum de Rafael Gordillo, el gran símbolo del Betis contemporáneo, al que los tiempos aún le tenían reservados muchos otros momentos capitales en la historia verdiblanca.
Por eso hemos querido recordarlo. Ahora que se cumplen 40 años de aquella noche en que este orgullo de los béticos jugó al lado de Cruyff, Platini, Rummenigge y tantas otras cumbres del fútbol mundial.