HISTORIA | Dos hat-trick consecutivos
Alfonso Pérez es el único jugador del Real Betis que ostenta este récord en Primera División gracias a los tripletes conseguidos ante el At. Madrid y el Rayo Vallecano
Por Manolo Rodríguez
Alfonso Pérez Muñoz es uno de los goleadores más importantes en la historia del Real Betis Balompié. Un nombre de culto para la afición y el máximo símbolo de aquel gran equipo que deslumbró en la segunda mitad de la década de los 90.
Defendió la camiseta verdiblanca durante 8 temporadas en dos etapas distintas (la primera de 1995 a 2000 y la segunda de 2002 a 2005) y dejó un legado de 80 goles en 235 partidos oficiales (197 de Liga; 26 de la Copa del Rey; 6 de la Recopa de Europa y 6 de la Copa UEFA).
Un futbolista legendario que, junto a todo lo dicho, estableció un registro histórico que aún se mantiene vigente por más años que hayan pasado: el de haber conseguido dos hat-trick o tripletes de manera consecutiva. Uno en Heliópolis y a la semana siguiente otro en el campo del Rayo Vallecano. Una explosión goleadora que desató el orgullo de los aficionados, inundó las páginas de la prensa deportiva y provocó un sinfín de reportajes en radio y televisión.
Aquello ocurrió en la temporada 1996/97, la mejor de Alfonso como jugador bético y una de las más exitosas de la historia del club en la época contemporánea. En esa campaña el Real Betis quedó clasificado en la cuarta posición en la Liga y disputó la final de Copa contra el FC Barcelona. Alfonso, por su parte, se erigió en el segundo máximo anotador de la competición (el primero nacional) con 25 goles, tras el brasileño Ronaldo Nazario.
En los tiempos pretéritos, según ha datado el investigador Alfonso del Castillo, el precedente goleador más destacado lo había firmado Francisco González "Paquirri" en la temporada 1941/42, cuando el Betis jugaba en Segunda División. Este prodigioso delantero, que apareció como un trueno tras la consecución del título de Liga de 1935, llegó a convertir hasta tres hat-trick consecutivos esa campaña. En concreto, en las jornadas 8, 9 y 10 del campeonato, teniendo como rivales al Elche, al Cádiz y al Cartagena, respectivamente.
Pero en la Primera División no se conocía nada parecido en la casa verdiblanca. Y era normal, porque hasta la temporada 1996/97, que es de la que estamos hablando, sólo 10 jugadores habían sido capaces de marcar tres goles en dos partidos consecutivos en la máxima categoría. Una nómina en la que aparecían nombres sagrados de la protohistoria futbolística en España como Lafuente, Iraragorri, Olivares, Lángara (en dos ocasiones), Pruden, Alday, Barinaga, Araujo, Di Stéfano y, más modernamente, Rubén Cano.
Hasta que apareció Alfonso. Y su irrupción en este selecto club fue a lo grande. Un suceso que tuvo su primera estación en la soleada tarde del domingo 9 de marzo de 1997 con el Villamarín lleno a rebosar. Cuando se enfrentaron el Real Betis y el Atlético de Madrid en un día memorable para el recuerdo y el éxtasis de los béticos.
Y fue así porque el partido tuvo muy distintas alternativas y más de una vez pareció perdido. Se adelantaron los rojiblancos con un espléndido cabezazo de Esnaider (que más
tarde sería expulsado), pero antes del descanso empató Alfonso con una media tijera desde fuera del área que no vio venir el portero del Atlético.
Apenas salir los jugadores de las casetas, llegó el segundo tanto verdiblanco. Un gol que definía aquella época. Galopada de Jarni por la banda izquierda, centro preciso al área y salto prodigioso de Pier para descolgar la pelota y ponérsela de cara a Alfonso, quien tras un control inverosímil con la frente se la orientó a la pierna derecha para fusilar desde cerca. Impresionante.
Pero incluso en inferioridad numérica el equipo rojiblanco alcanza el empate a 20 minutos del final. Gol en propia puerta de Risto Vidakovic. A partir de ahí, y durante un rato, el partido parece que cae del lado madrileño. De esa tensión sale reforzado el Betis que domina con claridad los compases postreros del duelo.
Hasta que llega el minuto 93, el último del partido. Cargan los verdiblancos a la heroica y, tras varios rechaces, la pelota llega a la banda derecha. Desde allí la centra medida el polaco Kowalczyc y en el primer palo Alfonso la cabecea a ley. Un testarazo limpio y preciso que se clava en la red casi por donde no cabe.
El estallido es sobrecogedor. Un griterío que debió oírse en todos los confines. Alfonso, con los brazos abiertos, corre como un poseso, mientras que en Heliópolis atruena el cántico que es bandera de ese tiempo: "qué bonitos, qué bonitos son los goles de Alfonsito".
Entre semana, el Betis visita al Rayo Vallecano para jugar la vuelta de los cuartos de final de Copa. Ha ganado 2-0 en el Villamarín y en Vallecas vuelve a imponerse, esta vez por 1-2, con goles de Olías y Cañas. Alfonso juega 70 minutos. El entrenador, Lorenzo Serra, le da un respiro de cara al inmediato partido de Liga que, curiosamente, también será en el terreno del Rayo.
Tres días más tarde, el Real Betis vuelve a saltar al campo de Vallecas con su camiseta verdiblanca y sus calzonas negras. Alfonso lleva a la espalda número 11 y calza las botas blancas, personales e intransferibles, que ha estrenado cuatro meses antes en un partido contra la Real Sociedad en el Villamarín.
Este domingo 16 de marzo de 1997 será el de su segundo hat-trick como jugador bético. Y, además, consecutivo. El recital lo inicia en el minuto 35 cuando recibe desmarcado un medido pase de Cañas. Avanza con la pelota cosida al pie y bate por bajo con tranquilidad a quien años más tarde sería su compañero en el Betis, Koke Contreras.
La segunda parte es un recital verdiblanco. Una demostración de grandeza, muy propia de aquellos años en que el Betis era tan grande. Domina todos los aspectos del juego y así van cayendo los goles, uno tras otro. El segundo, tras una brillante triangulación que culmina Luis Fernández desde la izquierda con un centro que Alfonso sólo tiene que empujar a la red.
Seis minutos después, Roberto Ríos entra poderoso en el área rayista. Lo derriban claramente por detrás y el colegiado Andradas Asurmendi decreta el correspondiente penalti. Y ya se sabe que el habitual lanzador en aquel Betis es Alexis Trujillo, capitán y cerebro del equipo.
Alexis en principio toma el balón y se dirige al punto fatídico. Pero a mitad de camino cambia de idea y le ofrece a Alfonso la posibilidad de que lo lance él. Un detalle para con
el goleador que está pisándole los talones en el Pichichi a Ronaldo Nazario y que, si transforma el castigo, completará su segundo hat-trick consecutivo.
Alfonso coloca la pelota y aún tiene tiempo de bromear con Contreras. Le dice: "Si lo tirara Alexis sería gol, pero yo no estoy tan seguro de marcártelo". Ambos sonríen. Después, ejecuta el disparo y lo ajusta al palo izquierdo del portero. Es el 0-3 y el tercero de Alfonso. De vuelta al centro del campo le da las gracias a Alexis por la gentileza.
Tras asegurar el triplete y la victoria, Alfonso es sustituido por Pier. Todo Vallecas lo ovaciona y, con mayor pasión que nadie, los muchos béticos que están en las tribunas. Esos béticos que aún cantarán un gol más, el cuarto, que será anotado por el propio Pier tras cazar de cabeza un pelotazo largo del portero Prats.
Al día siguiente, la prensa nacional se entrega al triunfador. El AS lo califica como "Matador Alfonso" y en el Marca lo definen como "El jugador de moda en la Liga" y "O rei Alfonso". Todo son elogios y reportajes televisivos que lo muestran haciendo fintas, cantando goles y deteniendo el plano en esas botas blancas que están haciendo historia en el fútbol español.
Acabado el partido, Alfonso pasa la noche con su familia en Madrid y, por ello, abandona el estadio en un coche particular. Y también las imágenes televisivas recogen las dificultades que tiene para acceder al vehículo en medio de la multitud que lo vitorea.
Al día siguiente acude a la redacción del Marca, donde firma balones y deja mensajes cargados de humildad y sensatez. Afirma que: "No me obsesionan los récords ni las marcas personales, lo único importante es que el Betis gane" y, asimismo. pone en valor el trabajo de sus compañeros al declarar que: "Los goles que he metido son gracias al equipo y sin ellos no llevaría 21 tantos".
Concluida la temporada fueron 25 lo que marcó en Liga, más 2 en la Copa del Rey y 5 en los distintos partidos que jugó con la selección española. Total, 32 goles en una campaña para enmarcar. La que dejó al Real Betis en los puestos más altos y rozando el título copero y la que consagró a Alfonso Pérez Muñoz como una figura para siempre.