HISTORIA | El año que fuimos campeones
Estadísticas y curiosidades de la Liga que ganó el Betis en 1935, una hazaña que a día de hoy sigue constituyendo el momento cumbre en la historia verdiblanca
Por Alfonso del Castillo
Hoy hace 85 años de la victoria más épica en la historia del Real Betis Balompié. En los campos de Sport de El Sardinero, en Santander, el Betis se imponía 0-5 al Racing y conseguía los dos puntos, aunque sólo necesitaba uno, para inscribir su nombre en el palmarés del Campeonato Nacional de Liga de Primera División.
Era la séptima edición del torneo liguero que hasta ese momento había conocido ya 3 vencedores: el Athletic, ganador en 3 ocasiones (1930, 1931 y 1934), el Madrid en 2 (1932 y 1933) y el Barcelona en 1 (1929). La competición la disputaron 10 equipos en sus 6 primeras ediciones, ampliándose en la temporada 1934-35 a 12, por lo que no hubo descensos y sí dos ascensos, los de Sevilla y Athletic de Madrid.
El Betis Balompié había ascendido en 1932, por lo que era su tercera temporada en la máxima categoría. En su estreno en 1933 el Betis fue 5º y en 1934 alcanzó el 4º puesto, además las semifinales del torneo de Copa.
Era el Betis un equipo en franca progresión deportiva, social y económica durante toda la primera mitad de la década de los años 30, un aspecto que se remonta a la segunda mitad de la década de los años 20, sobre todo desde la llegada de Ignacio Sánchez Mejías a la presidencia del club en mayo de 1928.
La temporada 1934-35 la inició el Betis el 27 de agosto de 1934, un lunes en el que comenzaron los entrenamientos en el campo del Patronato. Era una época en la que los equipos entrenaban habitualmente en el mismo terreno que usaban para jugar. Al ser agosto, y en Sevilla, las sesiones de entrenamiento se realizaban a horas tempranas de la mañana.
Seis días después de iniciada la pretemporada se jugó en casa el primer partido, un amistoso contra una selección compuesta de jugadores del Sevilla y del Betis que servía de homenaje a dos veteranos del equipo verdiblanco: el guardameta Jesús Bernáldez, el legendario "Manos Duras", y el delantero Enrique Garrido. Los jugadores portaron brazalete negro en señal de duelo por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías, gravemente corneado en la plaza de toros de Manzanares, triste suceso acaecido a mediados del mes de agosto y que conmovió a la entidad verdiblanca.
Al domingo siguiente se disputó otro amistoso, esta vez en Málaga, en el campo del Carmen, frente al Malacitano. En estos partidos el míster O´Connell usa la base del equipo del año anterior, con pequeñas variaciones ante la baja de un hombre fundamental como era Enrique Soladrero, el medio centro bético que había marchado al Oviedo. Rufino Larrinoa ocupa la posición, mientras que el canterano Aurelio Navarro y Simón Lecue son probados en la posición de medio izquierdo.
El 16 de septiembre se inicia la primera competición oficial de la temporada: el Campeonato Mancomunado en el que competían equipos de la Federación Sur y de la Valenciana, y que servía para dilucidar los equipos que posteriormente intervendrían en el torneo de Copa.
La actuación del Betis en esa competición fue decepcionante: quinto, en un grupo de 6 equipos, con 4 victorias, 1 empate y 5 derrotas. Quedó por detrás de Levante, Sevilla, Hércules y Valencia, superando solo al Murcia. En 10 partidos encajó 14 goles, una media de 1,4 goles por partido, algo sorprendente para lo que posteriormente sucedió.
La mala clasificación tuvo varias consecuencias: la primera es que cuando se iniciara el torneo de Copa al finalizar la Liga, el Betis tendría que disputar un par de eliminatorias previas.
La segunda es que el equipo no ha terminado de encontrar sustituto a Soladrero. Se han probado diversas combinaciones en el medio del campo, con futbolistas ya contrastados a prueba como Baragaño, Aranaz o Arocha, canteranos como Aurelio o veteranos como Adolfito, pero ninguna convence al míster.
Y en la semana previa al inicio de la Liga surge la oportunidad de hacerse con Francisco Gómez, un futbolista de 26 años que ha triunfado en el Castellón, pero que ha fracasado en los dos equipos madrileños y está sin equipo. La apuesta es más que importante, porque a los pocos días de fichar por el Betis Gómez se alinea en el debut liguero del equipo bético en Chamartín frente al Madrid. Un encuentro en el que nadie confía en el equipo verdiblanco.
Esa es la tercera consecuencia de la mala actuación del equipo en el Campeonato Mancomunado. Y es que para la prensa deportiva especializada los aspirantes al título son Madrid, Athletic y Barcelona, Los equipos para la zona media Oviedo, Valencia, Español, Athletic de Madrid y Sevilla, y los que pelearán por evitar las dos plazas de descenso Arenas, Betis, Donostia y Racing.
Las claves del éxito
El resto es ya más que conocido: el Betis sorprendentemente ganó en Chamartín; a la semana siguiente derrotó al Barcelona en el Patronato y en la tercera jornada en Ibaiondo al Arenas, alcanzando la primera posición de la tabla el 16 de diciembre, un puesto que ya no abandonaría en toda la temporada hasta el 28 de abril de 1935.
La clave de ese magnífico rendimiento es indudablemente la defensa verdiblanca. El portero Urquiaga y los defensas Areso y Aedo, con la ayuda inestimable del medio centro Gómez, solo reciben 19 tantos en los 22 partidos de Liga. Una media de 0,86 goles por partido, entre las más bajas de la historia de la competición liguera. Y ello en una época en la que el promedio goleador era muy alto: 4,10 goles de media por partido fue el registro de esa temporada. Joaquín Urquiaga es el portero menos goleado del torneo liguero, el Trofeo Zamora que aún no está en vigor.
Patrick O´Connell usó una plantilla de jugadores muy corta: 15 futbolistas, pero con la particularidad de que sólo 12 acaparan el 95% de las alineaciones: Aedo y Peral jugaron los 22 partidos, Lecue, Saro, Unamuno y Urquiaga 21, Areso y Gómez 20, Adolfo 18, Timimi 17, Larrinoa 14, Caballero 13, Rancel 9, Valera 2 y Espinosa 1.
Victorio Unamuno con 13 goles fue el máximo goleador verdiblanco, seguido de Lecue con 10, Timimi 7, Adolfo y Rancel 5 y Caballero 3. El máximo goleador del torneo liguero es el oviedista Isidro Lángara, tal vez el mejor delantero centro español de todos los tiempos, con 27 tantos.
El Betis jugó todos los partidos del campeonato con su uniforme habitual, camisola verdiblanca, pantalón blanco y medias negras, excepto uno, el que jugó el 30 de diciembre de 1934 en el Patronato contra el Donostia. Dada la similitud con el uniforme donostiarra el Betis jugó con camiseta y pantalón verde, pues en esta época era el club local quien cambiaba de colores cuando eran parecidos.
De los terrenos de juego usados en esa temporada sólo subsiste uno: Mestalla en Valencia. Todos los demás han desaparecido: el Patronato y Nervión en Sevilla; Chamartín y el Metropolitano en Madrid; Las Corts y Sarriá, o Casa Rabia como se le conocía en la época, en Barcelona; San Mamés en Bilbao; Ibaiondo en Guecho; Atocha en San Sebastián y El Sardinero en Santander.
Los viajes que el Betis hizo fueron todos en La Flecha Verde, el mítico autocar propiedad del club con el que se desplazaba por la geografía española. Normalmente los viajes se iniciaban el viernes cuando se desplazaba a los campos norteños o catalanes y el sábado cuando el destino era Valencia o Madrid. En el primer caso los viajes se efectuaban en dos jornadas, con parada nocturna en alguna población intermedia. Cuando jugó consecutivamente las jornadas 15 y 16 fuera en Valencia y San Sebastián, el equipo se desplazó de una ciudad a la otra quedando concentrado en Ordizia, la localidad natal de Pedro Areso, un lugar muy frecuentado por el Betis en esos años.
Como curiosidad, los defensas béticos Pedro Areso y Serafín Aedo usaron el transporte aéreo en una ocasión, al volver de Madrid tras estrenarse con la selección en el amistoso jugado el día 24 de enero en Chamartín contra Francia. Volvieron a Sevilla en el avión correo que hacía el trayecto entre las dos ciudades.
En cuanto a los árbitros fueron 12 los que actuaron en los 22 partidos jugados por el Betis Balompié: el vizcaíno Iturralde Gorostizaga fue el que más veces lo hizo, en 3, entre ellas el partido final del Sardinero. Dos veces arbitraron al Betis el guipuzcoano Jáuregui Ansó, el aragonés Iglesias Gracia, el madrileño Escartín Morán, el valenciano Sanchís Orduña, el aragonés Ostalé Gómez, el madrileño Melcón Bartolomé, el catalán Vilalta Bars y el madrileño Canga Argüelles, y en un partido le dirigieron el catalán Comorera Gatuellas, el vizcaíno Vallana Jeanguenat y el catalán Castarlenas Mora.
Y hasta aquí el repaso a la temporada liguera del Betis Balompié en la campaña 1934-35. La más gloriosa en la historia del club. La temporada futbolística en sí no había terminado, pues a la semana siguiente se iniciaría el torneo de Copa...
Por medio, una semana de recepciones populares y oficiales para conmemorar un hecho que asombró al fútbol de la época, y que a día de hoy sigue constituyendo el momento cumbre en la historia verdiblanca.