HISTORIA | El primer gran lleno de la historia
Se cumplen 84 años de aquel Betis-Madrid que hizo rebosar el campo del Patronato y que trajo a la ciudad una expectación futbolística desconocida hasta entonces
Por Manolo Rodríguez
"Desde los tiempos de la famosa competencia taurina entre Joselito y Belmonte, no hubo en Sevilla espectáculo que moviera tanto la entusiasta curiosidad multitudinaria como el partido Betis-Madrid correspondiente a la primera jornada de la vuelta liguista. Calles animadas, como en cualquier día de las fiestas tradicionales, sol brillante y cielo azul, que el domingo último, fecha de la solemnidad deportiva, compusieron un espléndido anticipo mañanero de la primavera. Y por la tarde, el campo del Patronato Obrero, incapaz para contener al público, que hubo de rebosar por los bordes de las vallas, desparramando el sobrante hasta las lindes del terreno de juego. Magnífico el marco de esta pugna futbolista, a la que justamente se le atribuye carácter decisivo".
De este modo iniciaba el diario ABC de Sevilla su crónica del partido Betis-Madrid que se jugó el domingo 17 de enero de 1935. Hace ahora justamente 84 años. Un admirativo relato sobre la tremenda expectación que provocó el duelo que, según se decía, acabaría decidiendo aquella Liga que ganó el Betis.
Un encuentro que ya está en los anales verdiblancos porque, sin duda, fue el primer gran lleno de la historia en campo bético y, por extensión, de la ciudad. Algo nunca visto y que, como tantas otras cosas, trajo a Sevilla el Betis. El precedente más remoto de las casi 58.000 personas que se dieron cita en Heliópolis hace unos días con ocasión de la semifinal copera contra el Valencia.
El prodigioso acontecimiento que supuso aquel partido contra el Madrid empezó a vivirse desde las vísperas. Así, por ejemplo, lo refería el diario 'La Unión' al decir que: "Desde ayer comenzaron a llegar numerosos vehículos de distintas matriculas, especialmente de Madrid. Pero cuando la animación fue extraordinaria fue en la mañana del domingo. Los trenes de todas las líneas llegaron abarrotados de viajeros, así como los autobuses, habilitados especialmente para trasladarse a Sevilla por los aficionados de otras poblaciones. Hoteles y restaurantes han hecho su agosto en febrero, así como cafés y establecimientos de otras clases ante una multitud que lo invadía todo. Con esta perspectiva no hay que decir cómo se encontraba el campo del Patronato Obrero desde mucho antes de comenzar el partido. Ha habido muchas personas que han tenido que hacer verdaderos equilibrios para presenciarlo entre una muchedumbre prieta".
Desde luego, el partido lo merecía. Ese Betis que venía sorprendiendo al mundo desde que arrancó la Liga iba a enfrentarse el campeonísimo madridista. Y eso tenía enloquecida a la ciudad, que quería ver si los verdiblancos eran capaces de aguantar el tirón peleando con los grandes.
De momento, el Betis había acabado la primera vuelta en lo más alto de la tabla. A tres puntos lo seguía el Madrid. Pero cada semana, la prensa capitalina le negaba cualquier favoritismo. "Ya se caerá", era la frase más oída en los periódicos y en los comentarios de los expertos. Pero no se caía.
Así se llegó a aquel domingo de febrero. La hora de la verdad. El momento de que David confirmara que podía ser más fuerte que Goliat.
Durante la semana previa la agitación es enorme. Se anuncian trenes y autobuses especiales. Se esperan aficionados de Madrid y de muy distintos puntos de Andalucía. Más de tres mil llegan desde Córdoba. Incluso la policía intercepta 1.200 entradas falsificadas cuando las trasladan desde la capital. Tenían previsto venderlas al precio de 7 pesetas.
Nadie se quiere perder el partido. Llega a Sevilla el seleccionador nacional, Amadeo García Salazar, así como federativos y reconocidos periodistas. El Madrid pide un delegado de la Federación y solicita del Betis que le ponga un teléfono en el campo para poder estar en contacto con su secretaría.
También se polemiza con el árbitro. En el Betis esperan que designen a Pedro Escartín, al que se considera el mejor del escalafón, pero nombran al catalán Julio Ostalé Gómez, curiosamente, el juez que dirigió la única derrota de los verdiblancos en la Liga, contra el Athletic de Madrid.
El día del partido sale espléndido. Luminoso y cálido. No se cabe en la ciudad. Al decir de algunos periódicos, no se había visto tanta gente ni en Semana Santa. Las entradas están agotadas desde el viernes anterior y la reventa trabaja a destajo. La general, que costaba a un duro, llegó a pagarse ocho veces más cara. Ante tal avalancha, la directiva bética toma la decisión de abrir las puertas del Patronato una hora y media antes del inicio del encuentro, previsto para las tres de la tarde.
El lleno es sobrenatural. El gentío provoca que muchos espectadores salten las vallas y se metan en el campo junto a las líneas de banda y fondo, Hasta allí se desplaza el árbitro que coloca estratégicamente a algunos guardias del asalto para velar por el orden. Las formas no se pierden y tranquiliza ver que al público sólo lo mueve la expectación.
Los equipos salen con las siguientes alineaciones:
Betis: Urquiaga; Areso y Aedo; Peral, Gómez, Larrinoa; Timimi, Adolfo, Unamuno, Caballero y Saro.
Madrid: Zamora; Ciriaco, Quincoces; Pedro Regueiro, Bonet, Leoncito; Eugenio, Luis Regueiro, Sañudo, Hilario y Lazcano.
En el primer tiempo mandan los visitantes. Su talento es innegable, pero también la fortaleza defensiva del equipo de O'Connell. No hay muchas ocasiones y al descanso se llega con el marcador inicial. Calma tensa.
En la segunda parte se impone el Betis, aun cuando falte su gran figura, Simón Lecue. Aprietan los verdiblancos y por fin llega el gol. En el minuto 69. Timimi recoge un rechace en el borde del área, se abre hueco y lanza un tiro raso y cruzado que supera a Zamora. El gol de la victoria.
La gente sale del Patronato como loca. El Betis es dos puntos más líder. Ya tiene al Madrid a cinco. Una ventaja que administrará hasta el final.
La prensa informa que en el Patronato se dieron cita quince mil personas y que la recaudación pasó de las 73.000 pesetas. Una cantidad muy importante, aunque lo será más el reflejo que quedó de aquella tarde. Principalmente, porque el Betis trajo algo extraordinario que la ciudad no conocía. Y así quedó escrito en 'La Unión':
"Sevilla, fue ayer, gracias al fútbol, blanco de las miradas y de la puesta en marcha de muchos miles de personas. Y todo eso se lo debe al Betis: a once muchachos más o menos insignificantes que con sus entusiasmo y con su arte -si señores, ¡con su arte!- han logrado imponer en fútbol, como se ha impuesto siempre en todo, el nombre de Sevilla (?) Esto es, sencillamente, lo que el Betis ha dado y continúa dando a Sevilla. Conviene que se sepa y que lo agradezca, el que no por futbolista, por sevillano?".
Este domingo hará 84 años de tan gran momento en la historia del Betis.