El argentino Gabriel Humberto Calderón es uno de los grandes jugadores del Real Betis en la época moderna. Un ídolo para la afición y un futbolista excepcional cuya huella sigue presente en Heliópolis tras las 4 temporadas (de 1983 a 1987) que jugó en Heliópolis.

Calderón marcó 48 goles con la camiseta verdiblanca, destacando entre ellos los muchos que consiguió en lanzamientos de falta. Aquellos sutiles y legendarios golpeos del balón que buscaban la escuadra tras su zigzagueo ante la pelota. Destacó también por los desbordes que le permitían salir por los dos perfiles y por las ejecuciones precisas desde el punto de penalti. 

Nacido en la ciudad de Rawson, marchó a Buenos Aires cuando apenas contaba dieciséis años. Tras un breve paso por Racing de Avellaneda y Lanús, se consagra como extremo goleador en Independiente. Una brillante progresión que lo lleva a formar parte del combinado que en 1979 se proclamó Campeón del Mundo juvenil en Japón, y también de la selección argentina que en 1982 intervino en el Campeonato Mundial jugado en España.

Debutó el 4 de septiembre de 1983 en un Real Madrid-Betis jugado en el Bernabéu y su mejor campaña goleadora fue la 1986-87, en la que anotó 18 tantos, marcando hasta en cinco ocasiones dos goles en un mismo partido.

Alcanzó su culminación como futbolista jugando con la selección argentina la final de la Copa del Mundo de 1990 en Italia y en enero de 2014 volvió a Heliópolis, esta vez como entrenador del primer equipo.

A pesar de la distancia física que en muchos momentos le ha separado de la entidad, siempre se ha mantenido muy cercano a la realidad del club. Es accionista del Betis y no ha dudado en acudir a algunos grandes acontecimientos del club, como ya ocurriera en 1995 cuando participó en el partido homenaje a Rafael Gordillo.

En suma, un futbolista de culto cuyo recuerdo sigue muy presente entre los béticos.