Un equipo en crecimiento
Aparte de una mejora en los resultados, parece que ha cambiado el aire del equipo, más maduro, más hecho. Confiemos en lo que está por venir.
Solo tres partidos se han disputado en la LEB Oro en el último mes, cuyo balance ha sido favorable, al contabilizar dos victorias, en Burgos ante todo un aspirante al ascenso y en San Pablo, ante el Castellón, y una derrota, en Madrid frente al Estudiantes, claro favorito a retornar a la máxima categoría del baloncesto español. Y junto a eso, en una lectura más allá de la meramente resultadista, una clara mejoría del conjunto, una sedimentación de los conceptos de juego que nos hacen ser optimistas para lo que resta de competición.
Comenzamos el repaso recordando el aldabonazo que supuso la victoria ante el conjunto burgalés, donde, desde el principio, quedaron claras nuestras intenciones, con un parcial de 1-12, que se esfumó gracias al acierto local en los rebotes, sobre todo y dolorosamente, en el ofensivo. AL comienzo del segundo cuarto, los locales parecían dejar atrás las dudas, pero gracias a un enorme defensa, con mención espacial para Dedovic, el Betis se agarró al encuentro sabiendo sufrir, haciendo circular con rapidez la pelota en ataque y dejando perplejos a los más de 8000 espectadores que presenciaban el choque. Tras un triple de Frazier que nos ponía en ventaja, 41-44, pero Frazier, a base de triples, mantenía al Betis por delante, aventajando en 6 y poniendo nervioso tanto al conjunto como la hinchada burgalesa, que acabó cerrando el tercer parcial con un 55-68. Una buena defensa colectiva sujetó el ímpetu local mientras Frazier seguía anotando para colocar la máxima ventaja 67-86 a falta de 4 minutos donde sí aparecieron ciertos nervios que se disiparon cuando Kuksiks, con un triple lejano (75-89) cerró virtualmente el partido que acabó con felicísimo 82-94
A la semana siguiente, volvíamos a ejercer como visitantes y de nuevo ante uno de los gallos de la categoría: el Betis Baloncesto compitió ante el líder, en el Wizink Center madrileño, pero acabó derrotado 93-87 ante el juego colectivo de Estudiantes, que demostró su solidez como bloque en los instantes finales. Un partido donde nos penalizó mucho la defensa de nuestra zona, pero que nos deja la sensación de haber alcanzado un nivel competitivo que no se atisbaba en los mejores sueños de hace unos meses, a la espera de que con el paso de las semanas se equilibre un poco el balance entre el caudal ofensivo (rodríguez, Polanco, Frazier?) que somos capaces de desplegar y las todavía evidentes carencias a la hora de la resta. Llegamos a estar 15 puntos por debajo tras un tercer cuarto muy flojo, nos pusimos a tres aprovechando el menor nivel de la segunda unidad estudiantil, pero bien cierto es que la calidad de los locales les hizo moverse con solvencia en los instantes finales hasta cerrar eñ choque con el 93-87 final.
De vuelta a San Pablo, el equipo evidenció mostrar ya una mejor faceta, derrotando al Castellón tras un duelo donde todo el plantel tuvo minutos, demostrando que, cuando se quiere, hay nivel para mucho más que sobrevivir en la zona templada de la tabla.
La primera parte del partido tuvo algunas alternancias en el electrónico, pero era previsible que a medida que los pivots visitantes fueran perdiendo pujanza, el siempre efectivo frente de ataque verdiblanco iría poniendo las cosas en su sitio, lo que unido a una subida en el nivel defensivo si nos atenemos a lo que venía siendo habitual hace unas jornadas, nos llevó al intermedio con una ventaja de 4 puntos, 40-36, que se ampliaría casi definitivamente durante el tercer parcial, gracias a unos buenos números desde el perímetro que aumentaron la ventaja hasta llegar a los 18 de diferencia (68-50). La defensa zonal dispuesta por los de Orenga apretó un poco el último tramo del partido, pero Savignani solicitó tiempo muerto cuando restaban cuatro minutos para establecer unas últimas consignas que sirvieron para dejar en casa el triunfo por 98-77 y pensar, ya lo decíamos, en un futuro algo más ilusionante.